Internacionales
6/8/1998|595
El problema no es el ‘costo laboral’ sino la crisis de sobreproducción
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La huelga ha agravado los problemas de la GM, los que "van mucho más allá de los costos laborales" (Financial Times, 24/7). La participación de GM en un mercado con sobreproducción, está decayendo aceleradamente; tiene una enormes capacidad productiva excedente y sus fábricas y automóviles son tecnológicamente anticuados.
"La obvia sobreoferta de unidades —dice un analista— fue parte de la batalla" (El Cronista, 31/7). La llamada‘reestructuración’ de la industria automotriz provocó una fenomenal sobreinversión y un no menos fenomenal excedente de automóviles invendibles. Aún cuando la capacidad instalada de la industria automotriz mundial supera en 30 millones de unidades a la demanda, los capitalistas siguen levantando nuevas plantas con una mayor capacidad de producción todavía.
¿Qué viabilidad pueden tener, en este marco, los ‘acuerdos’ como el que acaba de firmar la UAW?
Según un reciente informe, GM pierde 104 dólares por cada auto fabricado en los Estados Unidos, mientras Ford gana 1.520 y Chrysler 1.336 (The Washington Post, 17/7). Para alcanzar al más ‘eficiente’ de los productores que opera en los Estados Unidos –la japonesa Nissan, que emplea trabajadores no sindicalizados– GM debería despedir a 50.000 trabajadores, Ford a 16.000 y Chrysler a 26.000. Más o menos, el 25% de toda la fuerza laboral de la industria: no hay‘convenio’’ que pueda hacer pasar pacíficamente semejante sangría.
Mientras la GM se ‘esfuerza’ por ‘alcanzar’ a Ford o a Chrysler, éstos están ‘esforzándose’ por ‘alcanzar’ a Nissan. Se trata de una carrera hacia la flexibilidad laboral sin límites.
Pero la ‘competitividad’ no garantiza nada: los autos que salen de la ‘eficiente’ planta de Nissan están entre "los menos vendidos" (ídem) en el mercado norteamericano; sus ventas cayeron un 25% en la primera mitad de este año y sus pérdidas ascendieron a varios cientos de millones de dólares. En el plano internacional, Nissan está virtualmente en quiebra: sus deudas cuadruplican su capital y su porción del mercado japonés está en constante retroceso. Recientemente, ha vendido su división de camiones a la Daimler-Benz y se especula que esta adquisición es apenas una primera etapa de su copamiento definitivo por los alemanes. Pero Nissan está en quiebra precisamente porque para ser la empresa más ‘eficiente’ se endeudó en gran escala. Los superflexibilizados y no sindicalizados obreros de la Nissan, en consecuencia, también serán despedidos en masa porque el problema de la patronal no es el ‘costo laboral’ sino la crisis capitalista.
En este cuadro, donde está en juego la propia supervivencia de grandes pulpos, los ‘acuerdos’ están condenados a ser violados, como lo revela ‘el caso Saturno’, la división de la GM que cuenta con un convenio especial, plenamente flexibilizado. Hace pocas semanas, sus trabajadores votaron ir a la huelga porque la empresa pretendía ‘tercerizar’una parte de la planta y despedir trabajadores, con lo cual incumplía el convenio ‘flexibilizado’ y ‘moderno’ que ella misma había impuesto a fines de los ochenta.