Privatizar el petróleo iraquí desata un conflicto mundial

Estados Unidos presentó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas un proyecto de resolución que reconoce a las fuerzas de ocupación como "Autoridad" de Irak, es decir como su gobierno transitorio.


Entre los planes de la "Autoridad" está el retiro de las fuerzas de combate anglo-norteamericanas y su reemplazo por una "fuerza de estabilización" compuesta por 16 países, la mayoría de ellos pertenecientes a Europa Oriental. Irak sería dividido en tres zonas de ocupación, a cargo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Polonia, respectivamente. Aunque Francia y Alemania anunciaron su disposición a formar parte de esta "fuerza de estabilización", fueron explícitamente excluidos por los norteamericanos.


Lo más importante es que esta resolución le daría a Estados Unidos autoridad para manejar la economía iraquí y, en particular, sus exportaciones petroleras.


La "Autoridad" norteamericana tendría plenos poderes para decidir sobre los contratos de exportación (precios, cantidades y destinos); los ingresos por esas exportaciones irían a un "fondo de reconstrucción", que también manejaría la "Autoridad", con la auditoría del FMI y el Banco Mundial.


Hasta el momento, el control de las exportaciones pet roleras iraquíes corría por cuenta de la ONU, que financiaba con los ingresos la compra de alimentos para la población iraquí. Ahora esos fondos irán a los bolsillos de las contratistas norteamericanas.


"El proyecto de resolución barre con todo lo anterior" ( Le Monde, 12/5). No sólo con los contratos petroleros vigentes sino también con la deuda externa iraquí (de los cuales los principales acreedores son Rusia, Francia, Alemania y China), cuyo "perdón" ha reclamado el gobierno norteamericano.


Francia declaró que estudiará el reclamo norteamericano con un "espíritu pragmático", o sea en función de la parte que le toque; Rusia, por su parte, reclama que se respeten los contratos vigentes.


Como Francia, Rusia y China son miembros del Consejo de Seguridad con derecho a veto, no le harán la vida fácil a los norteamericanos y británicos (...) La lucha en la ONU promete ser implacable" (Le Monde, 23/4).


Lukoil, el primer productor ruso de petróleo, amenazó con recurrir a la Corte de Arbitraje de Ginebra. "Consciente del problema, el gobierno norteamericano intenta establecer un cuadro jurídico que le permita ofrecer una suerte de inmunidad legal a las compañías norteamericanas frente a los tribunales internacionales" (ídem). Algunas grandes empresas, como la Shell, anunciaron que no participarían en la explotación del crudo de Irak sin "un marco legal internacionalmente reconocido".


Para dar una indicación de quiénes serán los beneficiarios de los nuevos contratos de la "Autoridad", basta ver las designaciones realizadas por Bush al frente de la petrolera estatal iraquí. El consejo de supervisión estará encabezado por Phillip Carroll, ex jefe de la filial norteamericana de la Shell; la dirección ejecutiva y la presidencia fueron ofrecidos a los iraquíes Mohammed Zainy y Fadhil Chalabi, del Centro de Estudios para la Energía Mundial, de Londres. Este "centro de estudios" viene llevando adelante una campaña por la privatización de los recursos energéticos en todo el mundo. No es de extrañar, entonces, que la revista inglesa Energy Intelligence Group declare que el objetivo del gobierno de Bush es "privatizar el petróleo iraquí" (ídem).


Este "diseño" no afecta sólo a Irak. Zainy, como representante de Irak en la Opep, será un ariete contra Arabia Saudita, "cuyo ministro de petróleo rechaza la apertura del sector gasífero a las inversiones extranjeras. Furioso, el representante de los consorcios que pugnan por la privatización del gas saudita, Exxon Mobil, amenazó con trasladar al Irak ‘liberado’ las inversiones previstas para Arabia Saudita" (Le Monde, 3/5). La privatización del petróleo iraquí es un paso para forzar la privatización en los grandes países productores.


 


Un enfrentamiento mundial


El enfrentamiento entre los pulpos petroleros tiene dimensiones planetarias. Desde la llegada de Bush al gobierno, Estados Unidos viene desarrollando una ofensiva política y económica sobre Africa, un tradicional bastión del imperialismo europeo, en particular para la explotación de las riquezas petroleras del Golfo de Guinea, Angola y Santo Tomé. La ofensiva es tan brutal que Demba Thaim, economista de la OCDE para Africa, acaba de advertir que "si no quieren desaparecer de Africa, es hora de que los europeos se despierten" (Le Monde, 24/4).