Cultura

24/10/2023|1679

“Ajeno al tiempo, sé que quisiera seguir…”

A los 61 murió Ricardo Iorio, padre del heavy metal nacional de denuncia y lucha.

Ricardo Iorio.

Este martes 24 de octubre falleció a los 61 años de edad Ricardo Iorio, ícono y uno de los fundadores del heavy metal argentino, imponiendo su impronta a su paso por bandas legendarias como V8, Hermética y Almafuerte, hasta sus últimas presentaciones como solista. Un legado marcado por sus orígenes como músico contestatario, con letras combativas y de lucha -que tuvo su máxima expresión en la cima de su carrera con la H- para dar paso luego a una acelerada degradación reaccionaria, con elogios a los milicos, un machismo exacerbado y vínculos directos con el fascismo.

Líder de una incuestionable impronta musical, con influencias de Black Sabbath y Mötorhead, y de una calidad artística irreprochable, Iorio supo marcar un periplo en sus proyectos sellado por una involución ideológica que lo llevó de abrazar una postura rebelde, nacionalista e izquierdista a pasarse al nacionalismo peronista de derecha, con muestras públicas con el fascista Alejandro Biondini y una reciente aparición junto a Victoria Villarruel.

Sus proyectos fundacionales, V8 y Hermética, siguen siendo al día de hoy referencia obligada para el heavy metal argentino, punto de origen de un sinfín de derivaciones metaleras. Pero, por sobre todo, el recurso artístico y cultural de parte de una generación joven y rebelde que abrazó al heavy metal nacional como punto de denuncia de la sangrienta dictadura cívico-militar y las políticas de hambre y miseria de los 90, con cuestionamientos al régimen político y social y a la clase política dirigente.

“Cautivos del sistema”

A fines de la década de los 70, en medio de la dictadura militar, nace la banda fundacional del heavy argentino V8, que se caracterizó por su sonido crudo y sus letras directas contra el sistema, con referencias constantes a tomar un rol activo por medio de la lucha. Hacer heavy metal combativo bajo el gobierno militar no era tarea sencilla.

El primer álbum de V8 fue publicado en abril del 83 con temas que ilustraban la vida del trabajador agotado por la rutina gris de la explotación social y la corrupción (“Muy cansado estoy”), llamados a la rebeldía cultural del heavy metal (“Brigadas del metal”) y uno de los himnos fundacionales del heavy nacional, “Destrucción”, con una clara pose de desconfianza antisistema y combativa.

Esta línea seguirá con el siguiente álbum (“Un paso más en la batalla”), ya con la vuelta de la democracia con Alfonsín, con letras de insatisfacción y rebeldía. “Torturándonos al pensar en el futuro. Viendo nuestros días morir sin ser felices. Revolcados en lo inmoral y lo corrupto. Avecinando el fin de nuestra vil existencia”, sonaba en el tema “Cautivos del sistema”; “Seré el primero en comenzar. Junto al son de metal. A destruir las barreras que impiden mi pensar. Que impiden tu pensar”, en “Ideando la fuga”; y el riff contundente de “Momento de luchar” denunciando: “Basta de engaños, el presente es dolor. Y yo vivo la realidad, y de ella es mi reacción. Pues estoy cansado del llanto que nunca algo me dio. De la calma, y la paciencia ante la represión (…) Ya es muy tarde, para soñar. Es el momento de despertar. Las palabras y las flores, nada pudieron cambiar. Es el momento de luchar”.

V8 se disolvería en 1987 dando lugar a la segunda generación de bandas del heavy nacional con el nacimiento de Logos, Horcas, Rata Blanca y, por supuesto, la legendaria Hermética.

“Víctimas del vaciamiento”

Con Hermética, con Ricardo Iorio como compositor, bajista y vocalista, el metal pesado nacional alcanzaría su época dorada, continuando la tónica cruda y combativa iniciada con V8, para denunciar la decadencia del régimen político heredero de la dictadura militar y el menemismo.

De la mano de la prosa de Iorio y la voz principal de Claudio O’Connor sonaron temas de referencia del metal pesado argentino. Denuncias contra la dictadura militar con “Tú eres su seguridad”; contra el saqueo imperialista en “La revancha de América”; la denuncia al poder dominante en “Memoria de siglos”, con frases épicas contra el belicismo como “La hipocresía propasa. Todo ejemplo en esta tierra. Al asesinato en masa, los hombres lo llaman guerra”; o la crudeza de la vida obrera en “Gil trabajador”, junto al realismo urbano desconsolador de “Las calles de Liniers”; o la proclama ambiental agitada en “Otro día para ser”; y la denuncia de la politiquería y la corrupción, muy propia de los 90 pero también de la actualidad, en “Olvídalo y volverá por más”.

La emblemática banda duró hasta fines del 94, con una separación que tuvo a Iorio como protagonista, quedando aislado para más tarde fundar Almafuerte, mientras que el resto de la banda buscó seguir los pasos de Hermética con Malón.

“Ser vigilante pareciera ser mejor…”

En 1995 Iorio fundó Almafuerte, ya como compositor, bajista y voz principal. Una banda con potencia, donde a finales de la década comenzaría con su deriva política e ideológica, con canciones en favor de Seineldín, manifestándose un “peronista ortodoxo”, rosista, con profundas analogías al cristianismo y un discurso que fue avanzando por el camino del machismo, la misoginia, el fascismo y lo surrealista.

Son conocidas sus entrevistas públicas donde se lo puede escuchar durante largos momentos derrapar de un lado al otro, en hipnóticas “actuaciones” que ya son parte del acervo cultural del entretenimiento argentino.

Sus últimas apariciones políticas han sido para reivindicar seres nefastos, como el fascista Alejandro Biondini, o incluso recientemente posando en una foto con la bandera argentina junto a la promilicos Victoria Villarruel. Hasta se lo ha visto representar con su cuerpo una esvástica mientras brindaba uno de sus shows con Almafuerte.

El de Iorio es un periplo desde la rebeldía juvenil contra el sistema hacia la degradación y la cooptación política por parte de lo peor de un régimen social descompuesto, un recorrido cuyo hilo conductor es el nacionalismo, de izquierda a derecha. Del paso de homenajear a las Madres de Plaza de Mayo al apoyo a los genocidas y oscurantistas.

Para muchos de sus seguidores, a quienes la música de Iorio no solo les voló la cabeza sino que le dio un lugar donde descargar la bronca acumulada contra una sociedad opresora, Iorio y su obra son ajenos al tiempo: donde el presente no prevalece sobre el pasado sino a su inversa. Para los que seguimos reivindicando el legado combativo del heavy metal argentino nos queda seguir… evitando el ablande.

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