Cultura

19/12/2025

"Bienvenidos a Derry", una metáfora del fascismo

La nueva serie inspirada en un clásico de Stephen King.

La serie se sirve del terror para ambientar una historia que por momentos se asemeja a un thriller político.

Los creadores Andy y Bárbara Muschietti -nacidos en la Argentina- no se privan de criticar al gobierno de Javier Milei por el desfinanciamiento del cine nacional y declaran  haberse sentido inspirados en el clima opresivo y de terror vivido bajo la dictadura militar para su “Bienvenidos a Derry”. HBO Max ya adelantó la continuidad de la saga en el 2026.

Viendo la precuela resignificada de “IT”, no se puede sino asociar al devorador de mundos de la novela de Stephen King con otro personaje igualmente sangriento y grotesco, pero en este caso real, como lo es el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Por lo que encarna, el siniestro Pennywise podría ser igualmente reconocible en otros derechistas que gobiernan en el mundo. Lo que vale para Trump vale también para su caricatura argentina. “Eso”, el monstruo creado por Stephen King para su novela se nutre de los miedos de los sometidos a quienes el Payaso Pennywise devora luego de aterrorizarlos. La intimidación y el terror sirven para  doblegar   al “devorado” y  para anular todo atisbo de resistencia.  El otro Pennywise, el de carne y hueso que habita la Casa Blanca, ha hecho de los Estados Unidos su coto de caza para perseguir a los migrantes, separar a los hijos de sus  padres,  y  encerrar a los “ilegales”  en campos de detención como paso previo a la expulsión del país. 

Si bien Derry es un lugar ficticio elegido preferentemente por Stephen King para ambientar sus historias, sí remite a una ciudad real en el estado de Maine. La ficción y la realidad se confunden en “Bienvenidos a Derry”, donde las neblinas y los fantasmas de los muertos desdibujan los límites de lo real en una pesadilla interminable de la que cuesta despertar. Son los niños y los adolescentes las víctimas preferidas por “Eso", la  entidad maligna que carece de nombre porque hoy puede ser el payaso saltarín y mañana otro. Sin embargo, serán los jóvenes sin miedo el porvenir de la Resistencia. Ellos se animan a enfrentar al devorador de mundos sobreponiéndose a  una comunidad que los tiene por  “raros" . 

Los “ perdedores" de Derry no responden al patrón del joven exitoso habitual de la propaganda capitalista y "libertaria”. Se  entusiasman por la ciencia, la investigación y el conocimiento, no son individualistas y juntos, forman un “Club” basado en la amistad, la fraternidad y la solidaridad por encima de los temores y las miserias personales. En el “club de perdedores” ningún amigo y compañero abandona al otro aunque tenga que enfrentarse con el mundo de los adultos o arriesgar su  propia vida por un fin superior. Saben que al monstruo lo alimenta el terror pero también el quiebre de la voluntad de lucha y la inacción del sometido. “El que se va de Derry olvida lo que pasó”, es el latiguillo de la ciudad maldita donde las matanzas de niños son olvidadas hasta por sus propios padres, en un ciclo que se repite. Esta  amnesia complaciente le permite al Mal retornar cada 27 años. El fascismo que no se mata solo duerme para retornar.

Pese a la desmemoria, Derry es tambien el lugar  donde nadie “muere definitivamente” y donde los perdedores son también los ganadores a medida que pierden el miedo y se ponen de pie. La esperanza de Derry, un microcosmos de la sociedad norteamericana, está depositada claramente  en los jóvenes que desafían al poder y todos los peligros donde los adultos adaptados flaquean. Grosero, brutal, seductor, manipulador y rencoroso, el Payaso Pennywise atrae a los más vulnerables y destruye la subjetividad de sus víctimas poseyendo almas y voluntades. No está solo, siempre hay alguien que desde el poder ve en el despertar del monstruo la oportunidad para sembrar la suma de todos los miedos legitimando un régimen autoritario, despótico, fascista y de mano dura. 

Situada en plena Guerra Fría, "IT" es la bomba nuclear devastadora para aniquilar al comunismo. El General está dispuesto a abrir la Caja de Pandora y confía en que podrá controlar al monstruo, pero el Payaso Pennywise no respeta jerarquías y procede según sus propias reglas. Como el aprendiz de brujo, los “controladores” desatan tempestades apocalípticas que lo devoran. "Bienvenidos a Derry" se sirve del terror –siempre presente- para ambientar una historia que por momentos se asemeja más a un thriller político. La denuncia del racismo atraviesa los ocho capítulos y es explícita en una de las escenas más impactantes de  la serie, la matanza de Black Spot. La masacre es situada en la serie en el crítico año de 1962 y en los tiempos de la lucha por los derechos civiles de la población negra. Los asesinos son una versión norteña del Ku Klus Klan que gozan de la impunidad policial. Que la masacre se desate en el norte de los EEUU y no en el sur segregacionista da cuenta de un racismo fuertemente adherido al capitalismo norteamericano. 

En Black Spot el mal se corporiza, ya no es la entidad fantasmal sino la turba supremacista la que ejecuta la carnicería ejemplificadora, portando máscaras demoníacas que recuerdan a “Eso”. La discriminación  de la población negra en una ciudad del norte dice mucho sobre la democracia norteamericana de principios de los 60 y sobre el demócrata Kennedy quien ordenó la fallida invasión a Cuba. El desastre de Bahía Cochinos atiza la decisión del General de liberar al devorador para ganar la guerra fría. El lugar elegido para la masacre es otro “club”, pero en este caso de oficiales negros que reciben a sus hermanos para que la población negra de Derry tenga un lugar donde relajarse, hacer música y escapar temporariamente  del racismo imperante. En Derry todo negro es potencialmente un criminal de niños y un violador que debe ser linchado para bien de la comunidad de blancos. Como contraste, la resistencia al depredador de mundos une a los jóvenes sin miedo con una ex activista negra por los derechos civiles, una  comunidad originaria indígena cuya misión es mantener a raya al mal desde los viejos tiempos de sus ancestros,  y un oficial negro de bajo rango consumido por sus visiones que conectan el pasado con el futuro, y la vida con la muerte. Nuevamente son los “perdedores” los que ponen el cuerpo y se mancomunan .

La referencia a los 27 años cíclicos con sus secuelas de matanzas periódicas deja abierta la necesidad de matar al monstruo, dormir o coexistir con “Eso” resulta una amenaza fatal que se repite y no termina. La elección del payaso como símbolo del Mal suele asociarse a los miedos y pesadillas infantiles que transforman a un personaje supuestamente simpático en un monstruo sanguinario. El Payaso es la seducción, el engaño, la  sonrisa, el globo brillante que atrae a los niños y también la máscara del manipulador. Está en los jóvenes destruir al monstruo.

Este es el mensaje esperanzador para reorganizar una sociedad sojuzgada por el terror y la opresión. Los ciclos de la democracia amnésica y complaciente reproducen los monstruos del fascismo. La juventud sin miedo tiene la tarea histórica de terminar con esta pesadilla capitalista.