Internacionales
13/10/1992|369
Cuba: Bloqueo y Guerra Comercial
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El Congreso norteamericano acaba de aprobar la llamada "ley Torricelli", que refuerza las condiciones del bloqueo comercial sobre Cuba. La ley estipula sanciones para los países que comercien con la isla (afectando especialmente a las empresas norteamericanas radicadas fuera de los Estados Unidos) y prohíbe durante seis meses el ingreso de naves que hayan comerciado con Cuba. El comercio de las subsidiarias norteamericanas con la isla se cuadruplicó desde 1989 hasta alcanzar 718 millones de dólares el año pasado.
La "ley Torricelli" fue propiciada por la “Fundación Cubano-Africana”. Según denuncias de la prensa (ver “El Nuevo Heraldo” de Miami o “The Economist” en su edición del 19/9), la “Fundación” ha sobornado a un conjunto de legisladores norteamericanos y llevó adelante una campaña terrorista contra los miembros del “exilio”, la prensa y las empresas opuestos a la ley.
Durante el debate de la ley, Bush —al igual que Reagan en el pasado, se manifestó opuesto a restringir el comercio de las subsidiarias de las empresas norteamericanas con Cuba y anunció que Vetaría la ley en diciembre pasado (Bush vetó incluso una iniciativa similar, la llamada "iniciativa Mack"). Precisamente, para dificultar el veto, el Congreso incluyó la "ley Torricelli" en una "ley ómnibus" sobre el presupuesto de defensa para el año próximo. Aunque no está claro qué posición adoptará en' definitiva Bush, la prensa no descarta el veto parcial de la ley de defensa en lo tocante al comercio con Cuba (Clarín, 9/10).
De un modo general, la prensa "seria" norteamericana se opuso a la ley. "The Wall Street Journal" (25/9) la rechazó porque significaría “millones de dólares en comercio perdido para las empresas norteamericanas"; "The New York Times" caracterizó al proyecto como “dudoso en teoría, cruel en su potencial práctico e innoble en las expectativas de un año electoral” y reclamó “flexibilizar el bloqueo” (reproducido por Brecha de Montevideo, 26/6); "El Nuevo Heraldo" de Miami, por su parte, denunció las amenazas que recibieron sus periodistas por su campaña contra la ley:
Más notoria aún fue la “agresiva campaña” para bloquear la ley que montó el "lobby" que conformaron las empresas que negocian con Cuba, entre ellas pulpos de las dimensiones de Cargill — que monopoliza el comercio del azúcar cubano en el mercado de Londres—, Continental Grain, Johnson and Johnson, Goodyear y Otis. El "comercio cubano" de estos pulpos es perfectamente legal y cuenta con la autorización del Tesoro norteamericano.
La integración comercial de Cuba al .mercado mundial a través de la intermediación de los pulpos imperialistas se ha desarrollado enormemente en los últimos años a partir de la "desaparición" dé la URSS. El principal renglón del comercio exterior cubano, el azúcar, es objeto de una violenta disputa entre un conjunto de “tradings”. La norteamericana Cargill revende en todo el mundo el azúcar cubano desde su filial londinense, pero la francesa Denrés et Sucre le ha quitado un bocado fenomenal, el mercado de la antigua ex-URSS, ahora que el comercio con el Este ha dejado de ser entre Estados para transformarse en privado y con ajuste al pago en divisas. El pulpo japonés Nissho Iwai, la segunda empresa comercializa- dora nipona, le ha arrebatado a Cargill otro bocado sustancioso, el del Lejano Oriente: por intermedio de la firma japonesa Corea acaba de comprar azúcar cubano por primera vez en la historia. Esta disputa explica los "excesos" comerciales a que se ve obligada Cargill, que enfrenta un juicio en Estados Unidos por violar la ley norteamericana, esto al comerciar con Cuba directamente desde su casa matriz. También las exportaciones cubanas de níquel a los países capitalistas —el segundo renglón de su comercio exterior— se han Cuadruplicado en los últimos años (El Nuevo Heraldo, 27/5).
La tendencia del capital norteamericano a comerciar con Cuba es poderosísima como lo demuestra el seminario sobre “oportunidades de comercio e inversión en Cuba” organizado recientemente en México por la revista "Euromoney". Allí concurrieron los representantes de 125 empresas, de las cuales nada menos que 80 —el 75%— eran norteamericanas, entre ellas pulpos de las dimensiones de Procter and Gamble —el mayor productor norteamericano de alimentos—, Phillip Morris y Kodak, además de decenas de representantes de empresas de menor porte. En ese simposio, los empresarios norteamericanos resaltaron las condiciones privilegiadas de Cuba para el comercio, ya que es el mayor mercado de América Central y “vía natura” para la expansión del capital norteamericano (“El Nuevo Heraldo", 10/6), Naturalmente, los participantes del simposio de “Euromoney" son violentos opositores al bloqueo y a la "ley Torricelli” “El peor problema para los negocios con Cuba —sintetizó Joe Brodwer, empresario de la rama de la protección ambiental— es el exilio de Miami” (ídem).
La Comunidad Económica Europea —y dentro de ella particularmente la "estrecha aliada* Gran Bretaña— también se ha opuesto a la "ley Torricelli", al extremo de advertir que sus relaciones con Washington podrían sufrir “graves daños” si Bush no veta la ley (Clarín, 9/10). Otros dos estrechos socios comerciales norteamericanos, Canadá y México —con los cuales Estados Unidos acaba de firmar el tratado del “Merconorteanunciaron que proseguirían comerciando normalmente con Cuba. Canadá, incluso, aprobó un decreto que “prohíbe a las empresas involucradas acatar las medidas tomadas por el Congreso de los Estados Unidos” (Clarín, 10/10).
Según la revista londinense "Cuba Business", citada por el ultra-castrista "The Militant" (22/5), “existe la sospecha en círculos empresarios europeos que el propósito oculto de la nueva legislación es expulsar del mercado cubano a las empresas no estadounidenses para preparar un eventual reingreso de las empresas norteamericanas. Esta sospecha se sostiene en la selectiva aplicación norteamericana de las actuales reglas del embargo”. En efecto, Washington amenaza con sanciones a empresas extranjeras de granos que comercian con Cuba mientras autoriza el comercio de la Cargill y la Continental Grain y el propio gobierno cubano ha denunciado las amenazas de represalias económicas y políticas que recibieron empresas y gobiernos europeos que comercian con Cuba.
¡Pero sucede que el comercio “europeo”, "canadiense" y "mexicano" con Cuba es, básicamente, el comercio de las subsidiarias norteamericanas en esos países! Según* voceros de la propia CEE, “la prohibición del comercio de las subsidiarias norteamericanas reducirla en 500 millones de dólares los negocios anuales europeos”... que hoy totalizan 600 millones (Clarín, 9/10) ¡El 85% del "comercio europeo” con Cuba está en manos de los pulpos yanquis! Un portavoz de la cancillería canadiense por su parte reconoció que “una parte significativa del comercio de su país con Cuba tiene por origen filiales de empresas norteamericanas” (Clarín, 10/10). Las protestas de los "aliados" no son más que parte de la campaña del "lobby" de empresas yanquis que quieren voltear la "ley Torricelli".
Todo esto ilustra la clara división del imperialismo respecto de la política frente al régimen castrista. Para una franja creciente del capital mundial que comercia con Cuba y que ha realizado inversiones en la isla, “la presencia de Fidel Castro en el gobierno significa “estabilidad”, lo que 4a garantía a las inversiones”, según le confesó al castrista Brecha de Montevideo (26/6) uno de los participantes en el simposio organizado por “Euromoney”, Pedro Juan López, ejecutivo de "Support Marketing", empresa que representó a una veintena de firmas turísticas y de alimentos con sede en Houston.