El capitalismo subsidiado

La huelga de los obreros de las automotrices en EE.UU. pone al descubierto los subsidios a los accionistas con crecientes ganancias.

Trabajadores de la UAW en huelga.

Elon Musk ha realizado reiteradas declaraciones contra los subsidios a las empresas, mientras que “sus” empresas han recibido subsidios impositivos y contratos del Estado sin los cuales no podrían existir.

Los subsidios que estableció el gobierno de Joe Biden para las fábricas de automóviles y de baterías son justificados para sostener la transición a vehículos eléctricos para reducir las emisiones de carbono y comprende a todas las empresas automotrices, incluida Tesla, Ford, Stellantis (ex Chrysler) y GM.

Estos subsidios permiten que vehículos eléctricos producidos en Estados Unidos puedan competir con los ofrecidos por fabricantes asiáticos, especialmente chinos que han avanzado en sus ofertas de modelos y precios.

Ford, GM, Chrysler, colapsaron en la crisis del 2008 y fueron rescatadas por el Estado

En la gran crisis del 2008 la Reserva Federal otorgó generosos créditos a los grandes bancos de Estados Unidos y de Europa y rescató activos desvalorizados de sus balances para impedir una quiebra bancaria masiva.

El Estado no solo rescató a los bancos, también a las empresas automotrices, que no podía cancelar sus deudas cuando las ventas se estancaron, el mercado se redujo y los coches no se vendían. General Motors y Chrysler enfrentaban el cierre inminente.

La crisis se extendió desde el sistema financiero hacia toda la economía. Millones de familias no pudieron pagar sus hipotecas y fueron desalojados y se produjo una desocupación masiva. La industria automotriz recibió ayudas masivas del Estado para impedir el cierre de las empresas. La crisis financiera originada en Wall Street se expandió creando una crisis del capitalismo mundial, la mayor desde 1930.

Solo el auxilio del Estado mantuvo a flote a las “tres grandes”. El New York Times decía a fines del 2008: “Un rescate integral para General Motors, Ford Motor Company y Chrysler podría costar hasta 125.000 millones de dólares, e incluso las propias empresas se ven en apuros para cuestionar esa cifra.”

La dirección sindical del UAW aceptó que GM redujera la fuerza laboral a la mitad, entre 2005 y 2008. Y el plan presentado por la empresa para lograr la ayuda del Estado, incluyó reducir sus marcas y concesionarios y eliminar otros 30.000 puestos de trabajo. El Estado otorgó los subsidios y los obreros fueron despedidos con la aceptación del sindicato. (7/12/2008)

La industria no pudo sostenerse sin el apoyo del Estado y generosos subsidios.

Las automotrices subsidiadas distribuyen ganancias a los accionistas

Las reglas de emisiones de la administración Biden requieren que los vehículos eléctricos representen el 17% de las ventas en 2026 y dos tercios para 2032. En 2022 solo el 3% de las ventas fueron eléctricos.

Para facilitar el cambio a los vehículos eléctricos, el Estado ha dispuesto rebajas impositivas y subsidios para la fabricación de baterías, El Departamento de Energía otorgó a Ford un préstamo de $9,200 millones para construir plantas de baterías. Este aporte es la mayor “inversión” en casi 20 años de historia del programa de préstamos del Estado. Ford ha recurrido a la tecnología y conocimientos de ingeniería de CATL (el mayor fabricante de baterías de China) para construir una de las plantas de baterías en Michigan.

Mientras el Estado subsidia a las empresas, sus ganancias están en crecimiento. Ford elevó su guía anual de “ganancias antes de impuestos a entre 11.000 y 12.000 millones de dólares, frente a su proyección anterior de entre 9.000 y 11.000 millones de dólares. Su rival General Motors también informó sólidos resultados para el trimestre a principios de esta semana y elevó su pronóstico de ganancias para todo el año por segunda vez este año”, comenta un analista del sector.

Los fondos del Estado, resultado de los impuestos de los trabajadores, van directamente a los accionistas cuyos dividendos son crecientes, mientras que no se invierte en mejoras de la producción. Los informes financieros presentados por la empresa revelan un aumento en los beneficios que se distribuyen a los accionistas, que se elevaron a “72 centavos por acción, superando fácilmente la previsión promedio de los analistas de 54 centavos por acción”. Los ingresos totales aumentaron un 12% a 45.000 millones de dólares.

El Estado otorga préstamos y subsidios que la empresa destina a mejorar los beneficios de los accionistas.
Tesla es beneficiada por subsidios por cada automóvil vendido, “su Model 3 calificó para recibir 7.500 dólares por vehículo. Y recibe fondos para para estaciones de carga de vehículos eléctricos, donde Tesla es la principal beneficiada…”.

“El peligro chino”

Mientras los accionistas de las automotrices cobran crecientes dividendos, la industria, a excepción de Tesla que logró instalarse como un productor de vehículos eléctricos global, GM, Ford y Stellantis (Chrysler) están estancadas y en retroceso a nivel global.

En vehículos híbridos y eléctricos sumados BYD uno de los mayores fabricantes chinos, produce 1,24 millones mientras que Tesla 0, 88 millones y Volkswagen 0,31 millones.

Las baterías son un componente que llega a ser la tercera del precio de un vehículo y los costos de los productores chinos hacen difícil la competencia de los fabricantes de Europa y Estados Unidos. “La realidad es que, sin ningún tipo de barrera comercial, es difícil ver a alguien competir seriamente con CATL”, afirmó un analista del sector.

Los fabricantes chinos de baterías para vehículos eléctricos CATL y BYD, dominan dos tercios de la capacidad mundial para procesar litio, y domina todos los aspectos de la producción de baterías. Tienen una ventaja en costos de fabricación entre un 20 y un 25 por ciento, en vehículos de mercado masivo con menor competencia.

Las baterías de las empresas chinas CATL y BYD han logrado reducir los costos a menos de 60 millones de dólares por gigavatio hora de baterías producidas, frente a 88 millones de dólares. /GWh para las coreanas LG y SK y 103 millones de dólares/GWh para la japonesa Panasonic.

La ventaja de Tesla bloquear los sindicatos y pagar menores salarios

Tesla, con fábricas en Estados Unidos, China y Alemania, cuenta con 120.000 empleados, ni uno solo está sindicalizado. Los obreros de las plantas de Tesla en Estados Unidos intentaron organizar la adhesión a un sindicato (AUW) pero fueron despedidos. Otras fábricas como Mercedes Benz, Toyota y Nissan tampoco permiten la sindicalización de sus obreros.

Eso facilita una ventaja de Tesla respecto a las tres fábricas que tienen a obreros en huelga, es pagar un salario promedio de 45 dólares por hora, mientras que el promedio de Ford, GM y Stellantis es 66 dólares la hora. Además los obreros de Tesla no solo tienen un salario menor, al no estar sindicalizados tienen menos beneficios jubilatorios y de atención médica.

Tesla otorga un incentivo a sus obreros con cierta antigüedad, a cederles opciones de compra de las acciones de Tesla, si la acción sube de precio, esos derivados suben de precio y encuentran compradores en la bolsa, “los trabajadores de Tesla reciben opciones sobre acciones, que no tienen un costo en efectivo directo para la empresa”.

En caso que la huelga de los obreros sindicalizados en la Union Auto Workers triunfe llegarían a un “promedio por hora a 136 dólares para las empresas de Detroit”. Lo que extendería las diferencias salariales entre los obreros de Tesla, al no estar obligadas con los acuerdos que alcance el sindicato con sus afiliados.

Estados Unidos perdió el tren del liderazgo en la industria automotriz. Ya no es el libre mercado el que obtiene los beneficios para los capitalistas de la industria automotriz estadounidense, que se encuentra en un fuerte retroceso respecto a la industria asiática (China, Japón, Corea del Sur, etc.).

Los dividendos a los accionistas y salarios exorbitantes de los directivos

Las empresas obtienen dividendos para los accionistas gracias a los subsidios que reciben del Estado, con el justificativo de “transformación” para producir vehículos eléctricos, ya que las empresas no invierten en el desarrollo de su propia industria y por ello no son competitivas.

Mientras otorgan suculentos “salarios” a los ejecutivos de las empresas. Un obrero de la fábrica “Stellantis tendría que trabajar 365 años, para acumular el sueldo que ganó en 2022 Carlos Tavares, el consejero delegado de Stellantis. La jefa de General Motors (GM), Mary Barra, gana 362 veces más que un empleado intermedio. Y en el caso de Ford, su primer directivo logró una retribución 281 veces superior al empleado tipo o mediano”. Los desmesurados salarios de los “ejecutivos” de las empresas es una muestra que las subidas de sueldo que reclaman los obreros no están fuera de la realidad ni son exageradas.

Este debate se dio también cuando el Estado rescató a GM y Chrysler quebradas y los “ejecutivos” seguían ganando sus salarios y bonos estratosféricos a cargo de los impuestos que pagan los trabajadores.

Las automotrices fueron rescatadas por el Estado en 2008, y desde ese momento han retrocedido aún más reduciendo su participación en el mercado mundial a falta de inversión y desarrollo de sus vehículos

En 2005 Estados Unidos lideraba el mercado de producción de vehículos mundial, era el número uno produciendo 11,9 millones y China producía 5,7 millones. En 2005, uno de cada cinco vehículos era producido por una empresa de Estados Unidos. Desde allí el estancamiento no tuvo freno. Ahora es China quien lidera el mercado global que en 2022 produjo 27 millones de vehículos, mientras todas las fábricas de Estados Unidos siguen estancadas en 10 millones.

El retroceso del capitalismo tiene en esta industria un ejemplo de cómo las empresas reparten dividendos y pagan exorbitantes salarios a los directivos con los subsidios a costa de impuestos que pagan los contribuyentes.

Viva la gran huelga automotriz

Las empresas desvían los subsidios del Estado dibujando ganancias ficticias para repartir dividendos a los accionistas y beneficios a los directivos de las empresas. Mientras la falta de inversión en la producción deja a una industria en retroceso, sin desarrollo ni innovación en mejorar la producción.

Los trabajadores automotrices de Estados Unidos iniciaron el pasado viernes una huelga en demanda de un aumento salarial, la reducción de la jornada laboral, mejoras jubilatorias y el fin del sistema de dos niveles salariales  (a igual trabajo igual salario). Este gran despertar de la clase obrera norteamericana es un impulso para la sindicalización de toda la industria.

¡Vamos por el triunfo de los obreros de Ford, GM y Stellantis!

https://prensaobrera.com/internacionales/la-gran-huelga-automotriz-en-estados-unidos