Fuga de capitales: La des-unificación alemana

Mercedes Benz, la mayor empresa au­tomotriz alemana, acaba de anunciar la suspensión indefinida de la construcción de una planta de camiones en la ex Alemania Oriental, que preveía una inversión de 650 millones de dólares y que debía ocupar a más de 4 000 trabajadoras La decisión, calificada como "sorpresiva" por la prensa, constituya “un serio retroceso de los planes de inversión” (International Herald Tribune, 3/11) en la región oriental de Alemania.

Mercedes Benz justifico su determinación en la “sobrecapacidad de la industria automotriz y en la debilidad de la demanda en casa y en el exterior”, es decir en la recesión que golpea a Alemania y a Europa. Efectivamente, la producción industrial alemana viene cayendo sistemáticamente: en el mes de setiembre ha registrado una significativa caída del 3,3% respecto de setiembre del año pasado. Algunos economistas alemanes señalan que “no parece previsible que se retome la producción hasta mediados de 1983” (Ídem) mientras que otros llegan incluso, a pronosticar “una recesión al estilo de la de los años ´30” (International Herald Tribune, 4/11).

Pero la determinación de la Mercedes, sin embardo, constituye “algo más” que una simple postergación por la caída del ciclo económico, ya que los funcionarios orientales reconoces que “la planta nunca será construida” (IHT, 3/11)

El “caso” de la Mercedes es apenas, uno más en la “fuga” de los capitalistas alemanes de la ex RDA.

“Investigadores económicos funcionario gubernamentales sostienen que algunos inversores que participaron en la carrera hacia Alemania Oriental en 1990 ahora están reviendo sus planes” (IHT, 4/11). Como la Mercedes, “la gigantesca acería Krupp está retrocediendo de sus planes de hacerse cargo de la mayor acería de Alemania Oriental, un gigantesco complejo en la frontera con Polonia, a pesar de las ofertas de ayuda a Borm y del (gobierno del) Estado de Brandemburgo”. También la “Hotzmann descarto la semana pasada un plan para construir una planta de papel en Wolfen, el corazón de la pesadamente desempleada región de la industria química en Alemania Oriental” (Ídem). “Las esperanzas de miles – según un dirigente del sindicato químico oriental – se han evaporado”.

“La fiebre patriótica ha cedido lugar al realismo”, afirma un corresponsal en Berlín (IHT, 4/11). Pero ¿Cuál fue el “patriotismo” de la burguesía alemana? “los fabricantes alemanes vehículos comerciales se beneficiaron inmensamente de la demanda de la industria del transporte en Alemania Oriental después de la unificación” (IHT, 3/11)

Después de haber esquilmado a los “hermanos del este”, los capitalistas se “retiran” poniendo en  evidencia el verdadero carácter de la conexión de la ex RDA, una gigantesca operación de “take o ver" o de “adquisición hostil”, una típica operación especulativa mediante la cual un capitalista toma el control de un competidor “débil”, lo desmembra, vende sus equipos por separado, se apodera de sus dientes, proveedo­res y fuentes de materias primas y, de esta manera, realiza rápidas ganancias para, luego, mandar al competidor a la quiebra. Esto es lo que ha hecho la burguesía alemana, con el subsidio del Estado: una gigantesca operación especula­tiva a la escala de todo un país, el más industria­lizado de Europa del Este.

Semejante negociado, naturalmente, no tie­ne ningún “costo” para la burguesía alemana, que se benefició “inmensamente” del aumento de su demanda en el Este. El costo de la anexión, es decir del aumento de la deuda pública para financiar el desguace da la industria oriental y los superbeneficios de los capitalistas occidentales, recae enteramente sobre los trabajadores, que luirán un brutal desempleo en el “este" y presiones por la reducción salarial en toda Alemania. El costo es especialmente sálvele para las mujeres y los jóvenes, cuyo desempleo duplica al de los hombres adultos (IHT, 4/11). Rápidamente, los trabajadores alemanes han debido aprendes que las leyes del capital están por encima de las constituciones o, como dice un funcionario oficial, que “es más fácil afirmar sus derechos en un boom que en una recesión”.

La poderosa burguesía alemana se ha demostrado impotente a la hora de cumplir la tarea de la unidad nacional y solo ha podido producir una gigantesca operación especulativa que derrumba las condiciones de vida de las masas.