Internacionales

21/10/2025

Gaza: la guerra genocida de Israel no ha terminado

Tambalea el cese de hostilidades.

Israel reanudó los bombardeos

Gaza arrancó esta semana teniendo que velar a nuevos muertos como consecuencia de la reanudación de los bombardeos israelíes. Los ataques del gobierno sionista por tierra y aire, mataron al menos a 28 palestinos e hicieron temer por la continuidad del alto el fuego.

La principal acusación por parte del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue que los bombardeos son una represalia frente a una supuesta emboscada de Hamas en el área de la Franja controlada por Israel. El propio presidente estadounidense, Donald Trump, sin embargo, dio credibilidad a las declaraciones de la organización palestina desmintiendo su responsabilidad en el hecho. Las versiones hablan de un estallido fortuito de una de las tantas bombas que están esparcidas en medio de los escombros de los edificios arrasados por los bombardeos.

Por otra parte, los bombardeos han sido incesantes y previos a este incidente. El gobierno de Netanyahu viene vulnerando a diario el alto al fuego y ha matado ya casi a cien palestinos desde que entró en vigor el cese de hostilidades, el pasado día 10.

La absoluta arbitrariedad sobre el alto al fuego está a la vista; se constata que las varas son muy distintas según quien se trate. Hamas no puede permitirse vulneración alguna del alto el fuego, por las consecuencias que acarrea, mientras que Israel lo hace a diario, a fin de preservar lo que sus expertos militares denominan “libertad de acción”. Esta consiste en seguir atacando lo que considere una amenaza, o un intento de Hamas de armarse o reorganizarse, igual que hace en Líbano desde 2024.

“El ejército israelí ha informado de que mató a ‘varios terroristas’ en el barrio de Shuyaiya, al este de la capital, alegando que cruzaron la denominada línea amarilla: el límite del repliegue israelí, dibujada en ese color en el mapa del acuerdo de alto el fuego, pero no marcado en el terreno. Los palestinos se acercaron a las tropas, suponiendo una ‘amenaza inmediata’, señala el comunicado militar” (El País, 20/10).

La misma doble vara es la que existe para los cadáveres de los rehenes. Hasta ahora la resistencia palestina ha entregado 12 de los 29 cadáveres y recién acaba de entregar un décimo tercero que aún no está identificado. Hamas responsabiliza por la demora al propio Israel, en la medida que la masacre y destrucción provocada por el régimen sionista dificulta el hallazgo de los cuerpos ocultos bajo los escombros.

El celo que reclama Tel Aviv sobre este punto no se observa respecto a los rehenes palestinos. Israel entregó 120 cadáveres de palestinos como parte de uno de los canjes acordados. Los cuerpos fueron devueltos sin nombres ni datos de identificación y se encuentran en un estado muy deteriorado. Identificar los cuerpos es, sin embargo, una tarea casi imposible. En el hospital Al Naser de Jan Yunis, decenas de familias acudieron a una carpa donde se proyectaban fotografías de los cadáveres, buscando algún rasgo reconocible. Solo seis cuerpos han podido ser identificados hasta ahora.

El Ministerio de Sanidad del gobierno de Hamas asegura que al menos 30 de los cadáveres presentan señales de tortura o ejecución. Han hablado de disparos a quemarropa, cuerpos arrollados por tanques y marcas de ataduras o estrangulamiento. La Cruz Roja, que actuó como intermediaria, no certifica las identidades y se limita a transmitir la información proporcionada por las autoridades.

Otro factor de tensión son los enfrentamientos que concluyeron con muertos de ambos lados que vienen teniendo Hamas con fuerzas palestinas hostiles y enemigas de la resistencia. Estas fuerzas han actuado y levantaron cabeza bajo la protección y el aval de Israel, e incluso armadas, financiadas y entrenadas por éste. Hamas ha salido a neutralizar y ajustar cuentas con esos grupos reaccionarios.

Trump amenazó con “ir y matar” a los miembros de Hamas en Gaza si el grupo terrorista “continúa matando gente” en ese territorio palestino. La declaración “parece indicar un cambio de postura por parte de Trump, quien a principios de esta semana expresó su apoyo a la represión de Hamas contra grupos rivales en territorio palestino” (ídem, 18/10). El cinismo del magnate es total, pues luego de su visita a El Cairo había señalado: “Estamos pidiendo (a Hamas) que vigilen que no haya grandes delitos ni problemas que surgen en zonas como ésta ….”(The Economist, 13/10). Estos grupos, reclutados entre clanes amparados y alentados bajo el sionismo, según las evidencias recogidas, habrían sido los responsables del asalto y saqueo de la ayuda humanitaria que está entrando a Gaza luego dela tregua, lo cual agrava el caos y la catástrofe existente en la Franja.

Marchas y contramarchas

Las volteretas de Trump, las marchas y contramarchas están indicando las dificultades para lograr estabilizar la zona. Todavía no está claro cuál es la composición del nuevo gobierno y la fuerza multinacional encargada del orden y control de la Franja. También es vidrioso cómo imponer el desarme de Hamas. Como coinciden diversos analistas, si esto no fue posible en dos años de guerra menos sería posible hacerlo ahora, en un marco de cese de hostilidades. Entretanto, Hamas ha logrado, en el marco del alto al fuego, retomar parte del control territorial de la Franja de Gaza y mitigar el caos existente. Es un testimonio elocuente de que, a pesar del horror vivido, del genocidio y la destrucción, la resistencia, aunque seriamente dañada, ha conseguido sobrevivir y mantiene una capacidad operativa. “En más de dos años, Israel ha logrado desmantelar sólo alrededor de un tercio de los cientos de kilómetros de pasajes subterráneos” (ídem, 12/10). Aunque con su plana mayor diezmada, con falta de coordinación y miles de bajas, la resistencia contaría con 13.000 combatientes activos diseminados en el territorio.

“Algunos milicianos se quedaron atrás y permanecen en los túneles. Y cuando las tropas israelíes penetran en la zona antes de demolerlos, abren fuego. Muchos de ellos perdieron a sus mandos tras dos años de ofensivas contra la cúpula de Hamás. Hace tiempo que las emboscadas, por lo tanto, son casi individuales y con armas recicladas de las bombas israelíes que no detonaron. Otros han elegido quedarse para efectuar las típicas acciones de grupos armados que aprovechan su conocimiento del terreno para sorprender a un ejército ocupante con recursos infinitamente superiores” (El País, 20/10).

Lo cierto es que el alto al fuego es absolutamente precario. Y por el lado israelí, está utilizando cualquier pretexto para reanudar la guerra. La tardanza en la entrega de los rehenes, o algún error en la identidad de los mismos o el reciente incidente en que fallecieron dos soldados en un enfrentamiento, es exhibido como una evidencia de “graves violaciones” al alto al fuego y como tal, motivo suficiente para retomar las hostilidades. Por supuesto, quienes más se han subido al caballo de esta campaña son los ministros ultra del gabinete. Pidieron “¡guerra!”, como tuiteó uno de ellos, Bezalel Smotrich, al frente de Finanzas. El titular de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, exhortó al primer ministro a “reanudar por completo con toda la fuerza los combates en Gaza”, para “destruir completamente” a “la organización terrorista nazi de Hamas”, frente a las “falsas conjeturas de que acatará el acuerdo”. Orit Strock, ministra de Misiones Nacionales, interpretó que Hamas había “declarado con los hechos” que “el acuerdo no existe”.

Pero esta tendencia está presente en el conjunto del gobierno israelí; Netahanayu tuvo que ceder a su pretensión de continuar con la ofensiva y anexar Gaza frente a la presión de Washington. Pero la campaña actual del sionismo denunciando “incumplimientos” de Hamas está preparando el terreno para poner fin al alto el fuego. Y para ello, se vale también de la hostilidad anti palestina que existe en una parte por cierto considerable de la población israelí. Ante la pregunta de si “¿Debería Israel reanudar los combates hasta eliminar a Hamas si sigue violando el acuerdo?” un 45% respondió que sí, frente a un 23% que abogaba por bombardeos puntuales; y un 26%, por dejar el asunto en manos de los mediadores” (ídem). Netanyahu y su gabinete han logrado sacarse de encima la presión que representaban los rehenes cautivos y creen tener un margen mayor para volver sobre su plan original. El asedio y la extorsión continúan, entretanto, con la recurrente reducción de la ayuda humanitaria, recortando el flujo de los 600 camiones diarios consensuados como parte de los acuerdos del alto al fuego.

No bajar la guardia

En este contexto en que el cese del fuego está prendido con alfileres, la principal carta de Trump es apoyarse en el papel que están llamados a jugar los países de la región aliados de EEUU, empezando por Turquía, Arabia Saudita y Qatar. Los líderes de esas naciones han tenido un papel clave para que Hamas se allane al plan leonino yanqui y acepte que las tropas israelíes continuaran dentro de las fronteras de Gaza. El siguiente paso sería que la resistencia palestina se avenga a un desarme y acepte el nuevo esquema de gobierno previsto para Gaza, del que Hamas es marginado. Sobre el punto del desarme, la organización palestina esquivó pronunciarse hasta ahora. Estamos ante una negociación espinosa cuyo final está abierto, pero lo cierto es que los regímenes árabes y el gobierno turco están ejerciendo máxima presión sobre las organizaciones palestinas en esa dirección. La Autoridad Palestina está integrada a este operativo. Estos últimos días ha salido a culpar a Hamas por las tensiones y choques entre el ejército israelí y la resistencia palestina, e incluso hacerlo responsable de un eventual naufragio del alto al fuego, encubriendo la alevosa política de provocaciones que viene llevando adelante el sionismo.

Los últimos episodios vuelven a confirmar que la defensa de la causa palestina está en manos de los pueblos y no delos regímenes cómplices. A la larga cadena de acciones solidarias, es necesario agregar la gran movilización en el Estado Español. El 15 de octubre la península ibérica vivió una jornada de lucha que fue acompañada por la convocatoria de una huelga por parte de algunas centrales, que no son las de mayor peso en el país. La UGT y Comisiones Obreras se sumaron a último momento con paros de 2 horas. Si bien el alcance de la paralización de actividades y servicios fue muy limitado, miles de españoles salieron a la calle en las principales ciudades. El Estado Español ha entrado a la onda de Italia, donde la causa palestina se incorpora en la agenda del movimiento obrero. Viene al caso destacar que la movilización del Estado Español es una de las primeras luego de la firma del alto al fuego, en el que los gobiernos de la Unión Europa han cerrado filas en apoyo al plan de los 20 puntos de Washington. En este contexto, la jornada del 15 es en los hechos un contrapunto respecto a la conducta del presidente español Pedro Sánchez, que se ha plegado a la movida política de Trump.

Estamos ante la amenaza de que la guerra genocida continúe. Es necesario no bajar la guardia. Redoblemos la movilización en todos los rincones del planeta. Es necesario multiplicar los bloqueos, las manifestaciones y también las huelgas, alentando que el movimiento obrero se involucre y tenga una intervención protagónica. Exijamos la ruptura de las relaciones diplomáticas y comerciales con Israel y de las empresas que a nivel global mantengan un vínculo económico con dicho Estado.

Una Palestina libre del río hasta el mar será obra de la intervención de las masas explotadas; en primer lugar, del levantamiento general y revolucionario de las masas árabes, como parte de una reorganización integral del Medio Oriente sobre nuevas bases sociales.

Viva la lucha del pueblo palestino. Por la derrota del imperialismo y el sionismo.

"Pese a todo lo que están pasando, los palestinos siguen apegados a la vida"
Silvana Rabinovich, doctora en Filosofía de la Unam y maestra en filosofía de la Universidad Hebrea de Jerusalén. -
prensaobrera.com