Internacionales

24/12/2025

La Doctrina Monroe de Trump

América Latina y el Caribe bajo asedio del imperialismo norteamericano.

Trump pretende revertir el declive de la hegemonía yanqui.

El gobierno de Donald Trump presentó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSS), un documento que expone la política exterior y de seguridad norteamericana en todo el mundo. América Latina y el Caribe son el eje de intervención del imperialismo yanqui, que relegó a Asia, Europa, Oriente Medio y África (aparecen en ese orden), lo que fue leído por analistas internacionales como una vuelta y una reafirmación de la Doctrina Monroe, la famosa política de “América para los americanos” implementada por el joven Estado norteamericano en 1823. Una orientación que ya está en marcha, como se ve en las acciones militares que Estados Unidos está llevando adelante en las costas de Venezuela y en su creciente injerencismo en los procesos políticos de los países de la región.

La Doctrina Monroe es una política promovida por el Estado norteamericano para preservar sus intereses como potencia en el denominado hemisferio occidental. Sostiene que cualquier intervención en América por parte de potencias provenientes de otros continentes supone un acto hostil contra Estados Unidos. Fue impulsada por primera vez por James Monroe, en 1823, contra las potencias europeas que tenían aspiraciones coloniales tras el derrumbe del dominio ibérico. Años más tarde, Estados Unidos se anexó casi la mitad de México, obligó (bajo presión militar) a Nicaragua a firmar un “acta de amistad” para consolidar los intereses imperialistas yanquis en América Central, y Cuba quedó bajo tutela norteamericana tras la guerra EE.UU-España, convirtiéndose prácticamente en un protectorado estadounidense tras la firma de la Enmienda Platt en 1901. Puerto Rico es al día de hoy una colonia.

En 1904 el presidente Theodore Roosevelt modificó la Doctrina Monroe (“Corolario Roosevelt”) estableciendo el derecho de Estados Unidos a intervenir militarmente sobre los países de la región. El imperialismo ocupó Haití entre 1915 y 1934, imponiendo un régimen títere, para garantizar que el país pagara sus deudas con el extranjero y evitar una nueva presencia europea en la región. El magnate republicano impulsa ahora el “Corolario Trump”: pretende revertir el declive de Estados Unidos como potencia dominante a partir de una serie de políticas de coerción económica y militar, incluyendo la presión por imponer cambios en los regímenes políticos latinoamericanos.

Su principal objetivo es contrarrestar la influencia de China y los capitales europeos, aunque no los mencione explícitamente. A todos se les niega la posibilidad de poseer o controlar activos estratégicos, así como de desplegar fuerzas y recursos militares. Para ello, define la migración como amenaza principal; el documento plantea reforzar la presencia de la Guardia Costera y la Marina o militar en general y autorizar intervenciones para frenar los flujos migratorios con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Es lo que estamos viendo en el Caribe, donde Trump ha hecho un despliegue militar de dimensiones impresionantes con el objetivo último de desplazar a Maduro –al que acusa, sin ninguna prueba, de liderar un cartel narco– e imponer un régimen adicto. En el pasado, la “guerra contra las drogas” fue utilizada por Estados Unidos para inmiscuirse en los asuntos internos de países como México y Colombia, donde no se terminó con el narco pero sí aumentaron dramáticamente los niveles de violencia y el descalabro social en general.

A esto se suman los ejercicios conjuntos con El Salvador, Panamá, República Dominicana y Trinidad y Tobago, y convenios militares con Ecuador –donde la población acaba de rechazar un referéndum que habilitaba, entre otras cosas, la instalación de una base norteamericana en el país–, Paraguay y Perú. En cuanto al militarismo, el documento plantea reforzar la venta de armamento, los ejercicios conjuntos y los operativos de inteligencia en la región, y usar la “fuerza letal” si es necesario. Todo esto como parte de un intento por contar con el Ejército “más poderoso y tecnológicamente avanzado del mundo, respaldado por un disuasivo nuclear moderno y creíble”.

Asimismo, se reafirma el uso de aranceles y distintas medidas de coerción económica. Ya ha aplicado este tipo de políticas, por ejemplo contra Brasil para presionar por lograr un indulto para el golpista Bolsonaro, contra Venezuela para debilitar aún más al régimen chavista o contra Colombia mientras acusa a su presidente Gustavo Petro de tener lazos con el narcotráfico. Además, ha reubicado a Cuba en la lista de países “patrocinadores del terrorismo”. Sí, el presidente del mismo país que financia el genocidio que el Estado terrorista de Israel impulsa contra el pueblo palestino. Washington diferencia a los países entre “aliados dóciles” y “gobiernos desobedientes”. Se apresta a condicionar aún más los procesos políticos internos, como ha hecho en las elecciones en Argentina, extorsionando al pueblo con que si no ganaba Milei iba a protagonizar una estampida financiera, o en Honduras, tratando de imponer la victoria electoral por medio del fraude del conservador Nasry Asfura.

El propósito de Estados Unidos es promover un copamiento generalizado del capital norteamericano en la región. Quiere quedarse con las reservas petroleras, los minerales y las tierras raras de los países, entre ellos Argentina, y reforzar su dominio imperialista con todo lo que eso implica: expoliación a través del cobro de las deudas externas, acuerdos comerciales coloniales, mayor influencia en sus instituciones, etc. Y a partir de ello ir hacia un reflote de la industria norteamericana en decadencia. Por todo esto es que la NSS habla de “reindustrializar” la economía estadounidense, “controlar las cadenas de valor y las capacidades productivas”, “preservar la dominancia del sector financiero estadounidense” y “revertir los desequilibrios comerciales”.

El capítulo referido a Asia se centra en la “disuasión” del gigante asiático. Se reclama a Japón y Corea del Sur avanzar en un mayor gasto militar, países con enfrentamientos contra China y Corea del Norte, respectivamente, también enemigos estratégicos del imperialismo norteamericano. Y hace referencia a Taiwán, isla considerada por China como parte de su territorio que Estados Unidos quiere mantener bajo su tutela. Los yanquis vienen manteniendo una presencia militar importante en el Mar de China Meridional, como parte de esta orientación guerrerista.

En cuanto a Europa, Trump retomó su presión sobre los países de la Unión Europea para que aumenten sus gastos en defensa; critica la política de Europa frente a la guerra en Ucrania, donde Trump intentó avanzar en un acuerdo con el ruso Putin dejando de lado a los europeos y al gobierno de Zelenski; y promueve el apoyo a partidos de ultraderecha como los nazis de Alternativa para Alemania (AfD). Además, señala que la “civilización europea” está por desaparecer debido a la inmigración; un llamado a reforzar la represión estatal contra uno de los sectores más vulnerables del Viejo Continente.

Sobre Medio Oriente, el documento hace referencia a un supuesto avance de la paz tras el “alto al fuego” en Franja de Gaza –violado sistemáticamente por Israel– y a un “repliegue” de Estados Unidos en una región que viene bombardeando hace tiempo. En África, el gobierno trumpista tiene como objetivo, entre otras cosas, promover los negocios de la burguesía norteamericana en la explotación de recursos naturales, ámbito en el que otras potencias –principalmente China– pisan fuerte.

Empantanado en su declinación, el imperialismo lleva a la humanidad a una nueva guerra mundial. La lucha antiimperialista de los trabajadores está llamada a jugar un gran papel en los sucesos que se vienen.

El Frente de Izquierda se planta contra la invasión yanqui a Venezuela
La única coalición que realiza acciones en repudio. El faltazo de los “nacionales y populares”. -
prensaobrera.com
“No queremos ser carne de cañón”: la juventud alemana rechaza la reintroducción del servicio militar
El parlamento aprobó un plan de reclutamiento. Francia seguirá el mismo camino. -
prensaobrera.com