Mujer
13/11/2025
Hacia el Día Internacional de Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres
Contra la violencia, los femicidios y transtravesticidios: pongamos en pie una gran movilización este 25N para enfrentar al gobierno de Milei y sus socios
Llamamiento al movimiento de mujeres y diversidades y sus organizaciones.
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Imagen: archivo
A continuación, reproducimos la declaración nacional del Plenario de Trabajadoras de cara al Día Internacional de Lucha contra la Violencia por motivos de Género.
Le proponemos a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, el Colectivo Ni Una Menos, a las organizaciones de lucha de las mujeres y diversidades que peleamos día a día en cada territorio, lugar de trabajo y de estudio, a que organicemos una gran marcha este 25 de noviembre en las calles de todo el país.
La Argentina de Milei es una calamidad. El saqueo, los despidos, la destrucción de salarios y de los ingresos populares, el hambre, la represión y la violencia han escalado a niveles insoportables. Estamos frente a un gobierno del capital financiero que le declaró la guerra a todos los intereses populares de nuestro país, sacrificados en el altar del más bruto sometimiento colonial al imperialismo yanqui, y que representa un alineamiento internacional con lo peor de la barbarie imperialista como el genocidio en Palestina. El propio Donald Trump, en su afán por asegurarse un aliado estratégico en “su patio trasero”, intervino política y económicamente en las recientes elecciones de medio término, montando un chantaje que fue decisivo para los resultados.
También contribuyó al triunfo electoral de Milei la ausencia de una movilización generalizada del movimiento popular que le haga frente al gobierno y coloque a las calles como centro gravitante de la situación política. Sin el movimiento de mujeres y diversidades en las calles, lo que se consolida y gana terreno es la reacción derechista contra nuestros derechos. Como hicimos con la rebelión por Ni Una Menos y con la ola verde, si tomamos la iniciativa política nuevamente, tenemos un potencial enorme para volver a conquistar una mayoría social contra los mandatos capitalistas de sumisión, opresión, discriminación y violencia, y sus representantes políticos que dirigen hoy las riendas del país.
El alineamiento de Milei con Estados Unidos también se expresa en la pretendida “batalla cultural” y el culto del gobierno al lema “trumpista antiwoke”. Como las construcciones culturales siempre se nutren de una base material, hay un relato reaccionario que no opera solo en el plano discursivo, sino que se expresa en un recrudecimiento de la violencia y una escalada de femicidios. Según el Observatorio Lucía Pérez, para el 13 de noviembre ya se contabilizan 232 femicidios y travesticidios. Tuvimos en el mes de octubre, la friolera de 9 femicidios en 5 días. Entre ellos, el doble femicidio de Luna y Mariel por parte de Pablo Laurta -un activista libertario de la organización “Varones Unidos” que milita los planteos de Agustín Laje y Nicolás Márquez, los inspiradores ideológicos de la ofensiva de Milei contra nuestros derechos. Este asesino de mujeres es el prototipo de quienes reclaman eliminar la figura de femicidio del Código Penal.
En septiembre el país se vio conmocionado por el triple femicidio de Lara, Brenda y Morena, que puso en evidencia el copamiento impune de las bandas narco en los barrios más pobres, así como la saña contra el cuerpo de las mujeres que crece de la mano de la descomposición social. La persecución al movimiento piquetero y la destrucción de comedores populares alimentan el poder de los narcos. El narcotráfico es un gran negocio capitalista, que crece al amparo y con la participación de todos los poderes del Estado -policías y fuerzas represivas, la Justicia y el poder político- de igual modo que la trata y la explotación sexual de mujeres y niñxs. Ambos crecen de la mano, introduciendo a la juventud en circuitos de consumo, adicciones, prostitución y explotación sexual, explotando la vulnerabilidad social de los sectores más golpeados por años y años de ajuste y abandono por parte de los gobiernos. El mismo trasfondo tienen el femicidio de Lucía Pérez, Cecilia Basaldúa, Luna Ortiz y tantas pibas pobres que el régimen condena a este destino.
Las responsabilidades estatales en el crecimiento de estas verdaderas lacras también se reproducen a escala de los poderes provinciales -sin que podamos encontrar distinciones entre la podredumbre de la maldita Policía Bonaerense, la correntina involucrada en la desaparición de Loan, la porteña o cualquier otra.
Fuera Bullrich
La ministra Bullrich, que debería dar respuestas por el crecimiento del negocio narco que compete especialmente a su jurisdicción por tratarse de un delito federal, en lugar de combatir este delito, lo protege y lo premia con blanqueos de capitales, y utiliza a la Gendarmería y a la Policía Federal exclusivamente para reprimir a jubiladas y jubilados y luchadores populares. Se dedica a negar la violencia de género y define a las víctimas como "demasiado empoderadas" que “pisotean a los hombres” y que por ello recibieron su merecido. De ese modo, justifica a los femicidas y les indica a las mujeres que deben mantenerse sumisas sino quieren ser asesinadas. Para esta causa manipula estadísticas y miente cuando sostiene que este gobierno de fachos y misóginos bajó la tasa de femicidios. Bullrich no es original en la maniobra, sino que hace uso de un recurso que emplearon todos los gobiernos que se han adjudicado falsamente la baja de los femicidios. Las estadísticas oficiales del Estado están segmentadas según quién las mide y viciadas en muchos aspectos. El Ministerio de Seguridad suele guiarse por los registros policiales, donde los uniformados en todo el país se niegan a tomar denuncias de las mujeres y en su lugar las humillan. Estos registros ocultan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra. La Corte Suprema de Justicia, por su parte, construye otro registro, también limitado a los casos judiciales existentes -en un país donde el acceso a la justicia es un calvario de trabas que no muchas logran superar. En ocasión del último 3J, a 10 años del primer Ni Una Menos, Bullrich recurrió al informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación para mentir con una supuesta baja de femicidios en 2024, pero comparando mentirosamente el año entero de 2023 con un recorte parcial de meses de 2024 -lo cual invalida establecer una variación interanual aún usando la misma fuente y sin considerar incluso sus límites.
Las provocaciones de los Milei, Laje y Bullrich son expresión de una ofensiva de fondo contra el movimiento popular, que necesita reponer instrumentos valiosos del capital para dividir y doblegar a la clase obrera. El racismo, la xenofobia y el machismo que promueve por su propia naturaleza de clase el Estado capitalista, han sido elevados a la condición de ideología oficial del gobierno. Del mismo modo que bregan por la militarización de las calles para reprimir al pueblo, necesitan que haya hombres sometiendo a las mujeres en cada uno de los hogares como medio para disciplinar al conjunto de la sociedad. De esa manera, refuerzan la animadversión entre los géneros que integran a la clase trabajadora para desalentar que emprendan una lucha en común contra el poder. Al mismo tiempo buscan mantener a raya al colectivo de lucha feminista, a sabiendas de que éste ha sido protagonista de levantamientos populares a lo largo de la historia, que en nuestro país incluyen desde la reciente ola verde, la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, la rebelión por Ni Una Menos y al combativo movimiento piquetero, entre tantos otros.
La única manera de enfrentar esta barbarie es volviendo a recuperar las calles. Nuestra desmovilización es lo que alimenta el monstruo de la reacción y no al revés. No nos pasamos tres pueblos con la lucha, sino que sin nuestra fuerza en las calles el pueblo pierde capacidad de reacción contra sus verdugos.
Contra el hambre y la destrucción de derechos
Lo que viene ahora es una ofensiva recargada. El gobierno se apresta a hacer votar un presupuesto de guerra contra las y los trabajadores que consolide la destrucción de la salud y la educación públicas, el vaciamiento completo de la ESI (junto a reformas reaccionarias de los contenidos curriculares para imponer el oscurantismo desde las aulas), los ataques a la discapacidad, etc. Junto con ello, quieren avanzar en las llamadas “reformas estructurales” que reclaman el FMI y la clase capitalista de conjunto -que tiene sus representantes en todos los bloques patronales del Congreso, sean del signo político que sean.
El papel de la CGT y las centrales sindicales firmando paritarias del “cero coma” y del uno por ciento, sin organizar ninguna pelea contra los atropellos de la Ley Bases, contra los despidos y cierres de fábricas, fue uno de los principales factores que posibilitó el avance de esta agenda rabiosamente antiobrera por parte de un gobierno que ahora quiere arremeter con una violenta reforma antilaboral.
La reforma laboral que buscan consagrar es la destrucción lisa y llana de los derechos conquistados con lucha del movimiento obrero: indemnización, vacaciones, jornada laboral de 8 horas, licencias. No es cierto que en nuestro país el problema de la desinversión sea “el costo laboral”. El problema son la fuga de capitales, la primarización y desindustrialización de la economía y la voracidad patronal; los empresarios quieren despedir barato y contratar nuevos trabajadores con regímenes de trabajo hiperprecarios y semiesclavistas. Todos los que hablan de “modernización laboral” nos quieren llevar a un retroceso de más de un siglo. También es pescado podrido que esta reforma beneficie al enorme universo de trabajadores -y sobre todo trabajadoras, que son una abrumadora mayoría en el trabajo de casas particulares, la venta ambulante, el comercio o el trabajo en las cosechas, entre otros- que trabajan en la informalidad y en el reino de la más absoluta precariedad y ausencia de derechos. Ninguna reforma de este tipo en ninguna parte del mundo puso un freno ni a la desocupación ni a la informalidad. Por el contrario, la consecuencia será un agravamiento de las condiciones laborales de las y los trabajadores sin convenio, ya que se degrada aquello que funcionaba como “techo” a partir del cual las patronales negreras pueden superexplotar mano de obra más barata por fuera de las leyes laborales.
La reforma jubilatoria y la reforma impositiva son un complemento de esta ofensiva. Se habla de un aumento de la edad de retiro a 70 años, un nuevo robo que concluya en aún peores ingresos para las y los jubilados. La eliminación de la moratoria previsional ya dejó sin condiciones a acceder a un ingreso previsional a 7 de cada 10 varones y 9 de cada 10 mujeres. No basta con que ya se estén muriendo de hambre y Bullrich los muela a palos cada miércoles en el Congreso. La voracidad del capital asume como “descartables” a quienes ya no les puede extraer plusvalía.
Ganar las calles es la tarea
Esta política reaccionaria no puede encontrar a nuestro poderoso movimiento de lucha sin dar respuestas. Menos que nunca podemos confiar en un Congreso arrastrado ante el gobierno de Milei, que cuenta con un bloque más numeroso y la colaboración de los gobernadores de todos los signos políticos. El incremento de evangelistas en el parlamento ya envalentonó incluso a Laje a reclamar que se apruebe el retorno a la clandestinidad del derecho al aborto legal -que ya están implementando por la vía de los hechos al no distribuir las drogas necesarias para la práctica en el país. Quieren reponer un instrumento poderoso de disciplinamiento que educa a la sociedad en el rol inferior y tutelado de las mujeres.
Cuando Milei dio su nefasto discurso en el foro económico de Davos, amenazando con eliminar la figura de femicidio del código penal y acusando a las diversidades de pedofilia, le respondimos el 1F con una contundente movilización en todo el país. Antes, cuando ganó el balotaje en 2023 y faltaban escasos días para su asunción presidencial, pusimos en pie una masiva marcha ese 25 de noviembre, Día Internacional de Lucha contra la Violencia por motivos de Género.
Más que nunca, tenemos que retomar ese camino. Las organizaciones feministas, de mujeres y diversidades, debemos tomar esta tarea. Una convocatoria de la que sean parte impulsora todos los colectivos que son referencia de nuestras luchas. Hacemos esta propuesta de lucha para dar pelea contra este gobierno de fachos, negacionistas y misóginos. ¡Copemos las calles este 25N!



