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21/9/2006|964

El rottweiler de la fe

EL PAPA Y EL ISLAM

El papa Ratzinger llevó a un punto crítico la relación del Vaticano con el islam cuando, citando a un emperador bizantino, dijo: “Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás sólo cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba”. Después, el papa dobló la apuesta. Lamentó “las reacciones suscitadas” pero “evitó pedir disculpas por haber asociado el Islam a la violencia y no se retractó, lo que fue considerado una nueva provocación por el mundo musulmán” (La Nación , 19/9). En Israel, “su osadía” fue celebrada.

La airada respuesta está generando constantes movilizaciones en el mundo islámico y réplicas de todas las autoridades religiosas y políticas, incluidos los 57 países que integran la Organización de la Conferencia Islámica. Probablemente, también haya sido la causa del asesinato de una monja en Somalia.

La Iglesia Católica “no es la más indicada para criticar las derivaciones extremistas del Islam, habida cuenta de su historia”, señaló el jefe de los musulmanes alemanes (Ambito Financiero, 15/9). La Iglesia fue la pionera del “choque de civilizaciones”, en la Alta Edad Media, cuando movilizó toda Europa en las cruzadas, su guerra santa (jihad) contra los “infieles” de Oriente, en la ambición de evangelizar sus mercados. La Iglesia no sólo encerró a las mujeres, ni siquiera reconoció que tuvieran alma hasta 1536. La Inquisición aniquiló el 3 por mil de la población europea por “herejía”. Motor fundamental de la conquista de América, bendijo y se enriqueció con el mayor genocidio de la historia, que redujo la población originaria de 65 a 5 millones de personas en dos siglos. Y ha sido guía espiritual de todas las dictaduras, desde Franco hasta Videla. La “amenaza del islam” que esgrime Occidente sería sólo una segunda versión de la historia del Papado.

Los musulmanes entienden que Benedicto es un vocero “de la guerra de los cruzados declarada por Bush”. El ayatollah iraní Khamenei no duda que sus declaraciones fueron intencionales y “son el último eslabón de una cruzada estadounidense-israelí contra el islam, que busca generar crisis entre las religiones para alcanzar sus objetivos”. Por eso, dice, las protestas “deben dirigirse contra el Gran Satán (Estados Unidos)” (La Nación, 18 y 19/9).

Presidente durante 25 años de la Inquisición (hoy llamada Congregación de la Doctrina de la Fe), Ratzinger extirpó cualquier atisbo de progresismo, dejando la Iglesia bajo el control de sus núcleos más retrógados. (No por azar eligió llamarse Benedicto: los benedictinos no hacen votos religiosos sino un pacto de obediencia perpetua al abad.) Sin embargo, en el Vaticano “reina un gran malestar” aunque expliquen que fue “un malentendido”. Mentiras. Ratzinger hace años que condena al islam porque “no se inserta en el espacio de libertad de la sociedad plural” 1 . Se opuso al diálogo con el Islam promovido por Wojtila, más cercano a la posición del imperialismo europeo que a la de EEUU. Una de sus primeras medidas papales fue exiliar en Egipto al obispo Michael Fitzgerald — el mayor experto en el islam del Vaticano — y despojar de autonomía al Consejo para el Diálogo Interreligioso, que Fitzgerald dirigía. Intentó impedir el ingreso de Turquía a la Unión Europea, porque no es un país de fe cristiana. Es un fanático religioso.

“Todo parece indicar que para el papa el fundamentalismo islámico ha tomado el lugar del comunismo como principal amenaza de la Iglesia”, escribe una editorialista de La Nación, insospechable de musulmana (8/9). La sintonía del Papa con la política de Bush es contundente y la provocación contra los musulmanes, oportunísima, a partir de la derrota de Israel en el Líbano y del fracaso de la Otan en Afganistán, mientras el gobierno de Blair da las hurras y el pantano iraquí amenaza con tragarse a Bush.

Olga Cristóbal