Aportes jubilatorios: El robo del siglo
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El robo de las contribuciones y aportes jubilatorios —pronosticado hace dos meses por Prensa Obrera — fue confirmado por Cavallo en la conferencia que convocó de urgencia para precisar” el anuncio que horas antes había hecho su segundón Walter Schulthess. Cavallo fue muy claro en que los trabajadores menores de 45 años pasarán compulsivamente a un régimen jubilatorio privado con derecho a una jubilación oficial asistencial (125 pesos), pero sin que se transfieran a las futuras cuentas privadas las contribuciones y aportes efectuados hasta ese momento al actual régimen público. De este modo, un trabajador de 45 años se jubilará con un haber total equivalente al 30% de su salario, precisamente porque no le reconocerán los aportes y contribuciones de sus 27 años anteriores. El Cronista (miércoles 26) calculó que “un trabajador de 45 años que gana 500 pesos mensuales, a los 65 años, se jubilaría con un haber público de 125 pesos y un haber privado de $ 77.=, lo que hace un total de $ 202. Quienes perciben un sueldo de $ 1.000 se jubilarán con un haber público de 125 pesos y otros privado de $ 155, un total de $ 280”. Las jubilaciones como se ve oscilarían entre el 28 y 40% del salario, una cifra inferior al miserable actual haber medio que está en el 40% del sueldo medio.
¿Y los mayores de 45 años? Seguirán en el régimen actual pero derogándose la garantía de un haber equivalente al 75/82% móvil, desconociéndose las contribuciones y aportes patronales hechos en su nombre. La anulación del 82% fue confirmado por Jorge Matzkin, titular de la bancada de diputados justicialistas, el domingo pasado en Clarín. Entonces los mayores de 45 años recibirán, cuando se jubilen, un haber asistencial como el que hoy perciben los jubilados, a quienes en los hechos no les reconocen el 82% móvil.
¿Y los jubilados? Seguirán cobrando el haber mínimo, de 150 pesos, por la sencilla razón de que el dúo Cavallo-Schulthess sostiene que las jubilaciones dependerán de la marcha de la recaudación previsional. Pero sucede que los que proponen robarse los aportes también impulsan la caída de la recaudación previsional porque el aporte del 10% de los trabajadores menores de 45 años dejará de ir a las Cajas oficiales para engrosar las arcas de las compañías de seguro. “De este modo —dice El Cronista (26/2) — el actual régimen previsional público dejará de percibir esos 4.500 millones de dólar (anuales)”.
Un robo descarado
El desconocimiento de las contribuciones y aportes jubilatorios es un robo descarado, Schulthess justificó su propuesta delictiva con el argumento de que el dinero se había evaporado en el “agujero negro del sistema previsional y que el Estado, además, carecía de registros de la deuda. Sin embargo, rapidito, Schulthess estimó lo que se pretende desconocer en 65.000 millones de dólares, algo que resulta imposible de calcular si se carece de registros.
La ausencia de registros oficiales carece, sin embargo, de importancia. Tampoco hay registros de la deuda externa por lo que asistimos ahora al bochornoso espectáculo de que el Banco Central le demandará un año verificar los títulos y bonos presentados por Iberia por la compra o el regalo de Aerolíneas. Los trabajadores y las empresas tienen recibos de sueldos, certificados de trabajo para reconstruir el “archivo perdido” de Schulthess. Surgirá de esos comprobantes que la deuda supera holgadamente los 150.000 millones de dólares.
En relación a los fondos que se evaporaron, habría que formar una comisión investigadora independiente que determine cómo y quienes fueron sus beneficiarios y rematarles sus bienes y confiscarles sus propiedades y activos. Tampoco los fondos que originaron la deuda externa están en las arcas del Estado y, sin embargo, se armó una verdadera sangría popular para cumplir con una deuda fraudulenta y usuraria. En el caso de los aportes y contribuciones jubilatorias habría que registrar los fondos aportados, debidamente capitalizados, como un reconocimiento de deuda a efectivizarse al momento del retiro.
El proyecto delictivo oficial lógicamente es ilegal porque significa una estafa. Consciente de esto, Schulthess sostuvo que no lo era (“no es una estafa”, Clarín 21/2), porque “la ley de jubilaciones no reconoce obligaciones hasta el momento de la jubilación”, según la particular visión del apologético del robo. Pero el experto previsional está equivocado. Los aportes y contribuciones son propiedad privada de los trabajadores, además de tener un "beneficio adquirido" (el 82% móvil), pues en eso consiste precisamente el derecho previsional. Los trabajadores, desde que ingresaron al primer empleo, fueron obligados a contribuir al sistema previsional, sobre la base de que recibirían al momento de jubilarse el 82%. Un abogado especialista previsional escribió en La Nación que si se aprobara el proyecto “se estarla ejerciendo de una manera discrecional e ilegítima un acto que excede las facultades de la administración y que constituye un avasallamiento de claros derechos constitucionales de los afiliados, ello aun cuando se dictara una ley, ya que ésta serla manifiestamente inconstitucional” (21/2). En síntesis, los autores del proyecto y los que lo voten deberían ir en “cana”.
Cinismo
Cavado, en la conferencia de prensa, sostuvo que se reconocerá la antigüedad de los años aportados, lo cual no quiere decir absolutamente nada, porque lo único que interesa para determinar el monto de la jubilación es la cantidad de dinero acumulado por cada trabajador por sus contribuciones y aportes. La antigüedad es un elemento, el otro es tener la edad para el retiro, para acogerse a la jubilación (30 años de trabajo), pero el haber no está en función de la antigüedad sino de los aportes (dinero) acumulados. Con toda la intencionalidad, propia de los que pretenden consumar un delito, Cavallo anunció el reconocimiento de los años aportados, lo cual es una confesión de que pretende desconocer los aportes hechos durante esos años.
El PARTIDO OBRERO propone a los trabajadores y jubilados organizar un único movimiento contra esta reforma estafadora sobre la base del programa que enunciamos en la portada de esta edición.