Políticas
30/10/2025
Apuntes de las elecciones jujeñas
El derrumbe del régimen político jujeño y el cinismo libertario.

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Morales y Sadir.
Lo lógico sería que el dato principal de las elecciones jujeñas fuera el triunfo de La Libertad Avanza, pero la provincia atraviesa un proceso político más profundo que trasciende los resultados coyunturales. Se trata del derrumbe del régimen político que gobierna Jujuy desde hace una década. El cogobierno UCR-PJ que comenzó en 2015 quedó nocaut con el jujeñazo del 2023 y continúa en caída libre. La UCR de Gerardo Morales y Sadir, antes “Cambia Jujuy”, hoy “Jujuy Crece”, quedó segundo con apenas el 20% (81 mil votos) cuando en mayo, unos meses atrás, había salido primero con el 38%. El derrumbe es más brutal si se lo compara con la legislativa de 2021 que había logrado el 48% (192 mil votos).
Los trabajadores jujeños detectan -y con justa razón- al gobierno radical como el responsable de un retroceso permanente en las condiciones de vida con la contracara de un festival de negocios con los recursos de la provincia -llámese litio, el pongo o energía solar-. A esto se le suma un Estado cada vez más descompuesto con causas de corrupción, denuncias cruzadas y nepotismo que brota por todos lados.
El triunfo electoral de La Libertad Avanza -con similares números al 2023- contiene factores nacionales como la polarización nacional y la extorsión al pueblo con la crisis económica realizada por Trump, pero también porque logra de manera cínica posar como opositor al desastre radical. A tal punto llega el cinismo que critican los salarios bajos de la provincia cuando el gobierno nacional no homologa paritarias por encima del 1% y congeló la jubilación mínima. Es indudable que muchos trabajadores utilizaron la boleta de Milei para castigar a los radicales en la provincia, dejando en segundo plano el ajuste nacional.
Por el lado del peronismo, las dos listas juntas crecieron en votos (15% cada una) por la polarización nacional con Milei, pero se desangran en la crisis interna por haber acompañado a Gerardo Morales una década y haber sido parte del fracaso nacional de Alberto Fernández. La división entre Rivarola y la Cámpora, luego de que en mayo fueran juntos, se muestra artificial siendo un capítulo más del panquequeo constante por el control del aparato del PJ. Carolina Moisés, que en mayo había ido por separado de Rivarola, ahora llamó a votar a la lista de el socio de Morales y del ex vicegobernador de Morales Haquim.

Los trabajadores y el Frente de Izquierda
Las elecciones contrario a ser un momento donde se elige libremente son un campo de extorsión y atomización para la clase obrera. Por un lado el gobierno nacional y los yankees agitaron el caos económico y la posible vuelta de los que ya fracasaron (“riesgo kuka”). Por el otro, el peronismo, la fuerza predominante en los sindicatos y universidades, promovió la desorganización y la pasividad llamando a castigar a Milei solamente con el voto cuando el gobierno nacional más débil estaba y continuaba vetando leyes fundamentales para la población.
La gran responsable de este panorama confuso fue la burocracia sindical que no organiza ninguna lucha y pacta con todos los gobiernos y patronales, por ejemplo un sector de la CGT Jujuy “La Saul Ubaldini” que contiene a Judiciales; la Uocra directamente hizo campaña por el fracasado gobierno de Sadir. Por el otro, la CTA de Yasky y de Santiago Hamud apoyó a la lista de Rubén Rivarola que llevaba como candidato a Pascuttini, un patrón del tabaco.
En este marco los trabajadores no llegaron en un alza de las luchas y eso fortaleció a la demagogia de las fuerzas del régimen. Aún así el casi 10% del Frente de Izquierda (aumentó 10 mil votos respecto a mayo), con muy buenas votaciones en Alto Comedero, comunidades de la Puna y la Quebrada representan una base de apoyo político muy importante para dar un salto.
No se ha podido renovar la banca de diputado nacional que se había conquistado hace 4 años explotando favorablemente la crisis de los partidos tradicionales, pero se conserva un apoyo en este terreno que debe ser la base para un desarrollo efectivo en las organizaciones de los trabajadores, en la disputa por expulsar a la burocracia de los sindicatos y por poner en pie un movimiento estudiantil independiente que todavía es incipiente.
En definitiva, el desafío de la izquierda esta en si avanza hacia una política de fusión con la clase obrera para lograr una fuerza social capaz de enfrentar y derrotar el ajuste capitalista en la provincia o si persisten los límites de una relación meramente electoral



