Políticas

30/9/1987|200

Ateos eran los de antes

En Prensa Obrera N° 198 (16-9) señalamos en base a una información de Clarín, que el nombramiento de Jorge Sábato como ministro de Educación había sido consultado con la Iglesia y recibido su acuerdo. Después, los diarios y el propio Clarín rectificaron esa información, precisando incluso que la Iglesia miraba con preocupación esa designación.

Pero las primeras declaraciones de Sábato demuestran que los obispos no tienen nada que temer. “Yo no tengo una actitud de ninguna manera hostil frente a la Iglesia o frente a la participación de la Iglesia en materia de educación —aclaró Sábato. Yo diría — agregó— que lo que simplemente voy a hacer es continuar con una línea que no creo que sea hostil a la Iglesia... Voy a seguir la política que ha seguido el radicalismo siempre, y que es una política de tolerancia, de permisividad...” (Clarín, 27-9). Eso es, “permisividad”, algo así como el apoyo disimulado, pero no menos directo, al copamiento clerical de la educación. Días más tarde, antes de embarcarse hacia el Vaticano. Primatesta obviamente declaraba que al arzobispado no le afectaba que Sábato no hubiera jurado por los evangelios.