Políticas
26/11/2025
Bolivia y Chile: un debate de estrategia para la izquierda
Editorial de Gabriel Solano en 14 Toneladas T2E43

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El derechista Rodrigo Paz presidente de Bolivia
Vamos a analizar la experiencia de Bolivia y de Chile, dos países muy cercanos a Argentina donde hubo elecciones recientes. En Bolivia ganó la derecha, asumió un presidente de derecha y el partido histórico de lo que puede llamarse el "progresismo" -el nacionalismo burgués utilizaríamos nosotros como concepto más científico- que es el MAS, ha sufrido una derrota muy fuerte, categórica. Directamente se dividió el MÁS, Evo Morales no se presentó a elecciones y la lista que patrocinaba el gobierno anterior del MÄS, sacó una cifra realmente marginal. El triunfo de la derecha ha tenido un impacto importante en América Latina indudablemente, esto en un cuadro donde además hay una fuerte presión de Estados Unidos por alinear a todos los gobiernos de la región detrás de una política imperialista que busca, por un lado, combatir la influencia de China pero hacer nuevamente de América Latina el patio trasero de Estados Unidos. Y Bolivia en este punto ha sido un triunfo de la oligarquía de derecha y un triunfo también de la presión norteamericana.
Más recientemente hubo elecciones en Chile. Y si bien todavía acá tenemos por delante la segunda vuelta, a diferencia de Bolivia donde ya la derecha ganó, en el caso de Chile todavía eso no sucedió, pero el resultado de la primera vuelta arrojó para la derecha un triunfo político. Si bien quien salió primera en la elección es la candidata del Partido Comunista, que representa la continuidad del actual oficialismo, el triunfo que tuvo fue por muy poco margen, solamente dos puntos sobre el candidato de derecha que entra al balotaje; de acuerdo al resultado general de la elección, todo hace prever que la derecha va a ganar las elecciones de Chile y que lo puede hacer por un amplio margen.
Acá uno tiene que acá hacerse también una pregunta ¿qué es lo que ha sucedido en el caso de Bolivia y qué es lo que ha sucedido en el caso de Chile para que dos experiencias que se reclamaban a sí mismas de izquierda, que se reclamaban a sí misma progresistas, terminen en fracasos políticos y que allanen estos fracasos políticos la llegada al gobierno de la derecha, el sector más reaccionaria, porque en el caso de Chile ya no se trata de la derecha que gobernó antes que el actual presidente Boric, que era el gobierno de Piñera, una especie de Macri chileno, sino que quien está ahora en el balotaje con amplísima posibilidad de convertirse en nuevo presidente es alguien que uno puede asimilar más a Javier Milei, es decir, un tipo de la ultraderecha?
Lo que tienen en común estos procesos en Bolivia y en Chile es una amplia desilusión de los pueblos con las experiencias que se han realizado porque, tanto en el caso boliviano como en el caso chileno, estas fuerzas políticas de izquierda, progresistas (cuando digo de izquierda no hablo de una izquierda que defiende al socialismo, sino de izquierda con planteamientos capitalistas) llegan al gobierno como resultado de rebeliones populares muy fuertes en sus países. Esto ocurrió en el caso chileno, y también ocurrió en el caso boliviano. Y esas rebeliones populares eran motivadas por aspiraciones muy fuertes de los pueblos. La aspiración en algunos casos de la tierra, en otros casos del trabajo, de terminar con las jubilaciones privadas, de la privatización del sistema educativo, de la privatización del sistema sanitario; cuestiones que son fundamentales de estos pueblos que fueron el origen de las rebeliones y que consideraban que a través de los gobiernos que ganaban las elecciones embanderados con esos reclamos, las rebeliones iban a poder lograr finalmente esas aspiraciones populares tan importantes. Y en general lo que sucedió -en el caso chileno una experiencia mucho más corta, mucho más breve, más acelerada- es que finalmente no hubo una transformación de esos países, no hubo una transformación de las economías de esos países, siguieron primando los monopolios capitalistas, siguió primando la presión del imperialismo -a diferencia quizás del pasado no solo el imperialismo norteamericano, también una influencia de China muy importante- pero para los pueblos la resultante fue que continúa el atraso, continúa la miseria, continúan todo tipo de postergaciones, y eso terminó allanando en un contexto internacional de crecimiento de la derecha la posibilidad de una reversión de tendencia en países importantes. No ha pasado por el momento lo mismo en Brasil, hay elecciones el año que viene, todavía el tema está abierto, pero sí hubo un triunfo de la derecha hace poco tiempo en Ecuador. Pero llamativamente, eso también hay que decirlo, en el caso ecuatoriano, la derecha que llega al gobierno se envalentonó, convocó a un plebiscito sobre temas importantes -uno de ellos era nada más y nada menos que la vuelta de las bases militares norteamericanas a Ecuador- y el pueblo votó en contra. Es decir que allí donde la derecha llega al gobierno no es que fácilmente domina la situación, sino que incluso tiene una derrota importante; en el caso ecuatoriano muy fuerte, nada más y nada menos que con las bases militares. En el caso argentino uno puede decir "bueno, Javier Milei ganó las elecciones intermedias", pero también agreguemos acá que gana las elecciones, pero como resultado de un intervencionismo norteamericano muy fuerte, y de dos salvatajes: primero del Fondo Monetario en el mes de marzo, abril de este año y luego del Tesoro norteamericano para poder revertir una tendencia que en si es muy fuerte para la experiencia Argentina y que todavía está abierta.
Acá queremos concentrarnos especialmente en este debate sobre la estrategia de la izquierda. Porque las experiencias de Bolivia y Chile muestran los límites insuperables de una izquierda capitalista, cuya estrategia es la conciliación de clases y que solamente llegan al gobierno para tratar de pilotear rebeliones populares y llevarlas al fracaso. Producen desilusiones muy fuertes en los pueblos y la desilusión es una categoría política también. Hay un texto muy interesante de Trotsky, que se puede consultar, que se llama "Tesis sobre revolución y contrarrevolución", es un texto muy breve y él lo aplicaba para la experiencia soviética, pero a su modo sirve para una experiencia como la chilena o como la boliviana, y él decía que los pueblos, cuando producen rebeliones populares tan fuertes, tienen la aspiración de concretar los reclamos por los cuales luchan y, en tanto eso no suceda, se produce una reversión de tendencias. A su modo pasó también en la experiencia soviética, pero en los casos de Chile y Bolivia esto fue muy pronunciado.
Entonces esa estrategia de la izquierda de colaboración de clase concluye en fracasos. Y para nosotros esto es importante porque nosotros no somos solamente una fuerza de izquierda en Argentina, sino que tenemos una incidencia internacional sobre el desarrollo de la lucha de clases y sobre la necesidad de que América Latina toda pueda evolucionar con planteamientos socialistas y de izquierda, por eso tenemos que sacar un balance de esta situación.
Si uno va a la experiencia argentina, a la luz de la experiencia boliviana y chilena, siempre hemos valorado muchísimo al Frente de Izquierda de Argentina y ¿por qué hemos valorado al Frente de Izquierda en Argentina? porque vimos que a diferencia de lo que pasaba en el resto de América Latina, el Frente de Izquierda en Argentina tiene un programa claro de independencia de clase que plantea como estrategia el gobierno a los trabajadores y eso no solo no lo tenía el gobierno de Evo Morales en Bolivia o de otras experiencias del MAS con Arce, ni el gobierno chileno de Boric, pero tampoco otras fuerzas políticas menores que de una u otra manera terminaban siendo tributarias de los gobiernos nacionalistas burgueses que se reclaman de izquierda. Entonces al carecer de una estrategia política independiente, se en estos grupos se transformaban solamente en un factor de presión de los gobiernos nacionalistas y trataban de incorporarse de una u otra manera a ellos. También desde una aspiración muchas veces de carrerismo electoral de tratar de meter parlamentarios, de tratar de conseguir puestos en el Estado. Es una izquierda, por tanto, que se asimila al régimen político.
En cambio, el Frente de Izquierda en Argentina tiene una estrategia distinta. Por este motivo hemos polemizado muchísimas veces contra la izquierda latinoamericana y también hemos sufrido críticas de muchos sectores en Argentina que nos decían lo siguiente: si ustedes quieren llegar al gobierno hagan lo de Lula en Brasil, hagan lo de Evo Morales en Bolivia, hagan lo de Boric en Chile. A la luz de la experiencia, creo que estas experiencias no han sido fructíferas y por lo tanto podemos valorar al Frente de Izquierda como una estrategia de construcción mucho más sólida.
A la luz de esto, también, significa que el Frente de Izquierda tiene que progresar, porque nosotros no consideramos que el Frente de Izquierda, en su etapa actual, reúne la fuerza necesaria para llevar adelante una transformación general de Argentina. Somos todavía dentro del Frente de Izquierda el conjunto de los partidos que lo integran, partidos relativamente pequeños que podemos tener en un caso mejor resultado electoral, en otro caso distintos, hay coyunturas que pueden determinar alzas y bajas, pero más allá de eso, la gran tarea que tienen el Frente de Izquierda en tanto coalición política y los partidos que lo integran es conquistar a una mayoría de la clase obrera, de la juventud, es conquistar a la mayoría de los explotados, para poder llevar adelante la transformación revolucionaria de la Argentina. Esa es la gran tarea.
Y el Partido Obrero, en función de esta estrategia, ha propuesto en diferentes momentos la necesidad de hacer un congreso del Frente de Izquierda, de impulsar por lo tanto iniciativas de lucha y de agrupamiento político que vayan más allá del calendario electoral. ¿Por qué esto es importante? Porque uno puede tener un programa que plantee independencia de clase, que plantee la lucha de clases, que plantee el gobierno de los trabajadores. Pero en tanto el Frente de izquierda como tal se limita a una intervención meramente electoral, hay una distorsión entre los objetivos programáticos que se proclaman y los métodos que se utilizan, porque no vamos a llegar a un gobierno de trabajadores en Argentina mediante el proceso electoral. Entonces es necesario no solamente tener una intervención electoral, que es importante, pero por sobre todas las cosas, si uno tiene un bloque político que se gane a la mayoría de los explotados, una intervención permanente, sistemática, de agrupamiento político de una vanguardia con ideas socialistas detrás del Frente de Izquierda. Y nuestras propuestas, que insisto lo hicimos en varias oportunidades -que no lo estamos haciendo exactamente ahora, pero está vigente porque para nosotros esa tarea tiene que llevarse adelante- no han sido acompañadas por los partidos del Frente de Izquierda.
Esto es importante marcarlo. Hemos tenido la polémica política al interior del Frente de Izquierda. Esta propuesta que hemos hecho no ha recibido al momento una respuesta positiva. ¿Qué han propuesto otros partidos del Frente de Izquierda? En el caso de los compañeros del PTS han propuesto últimamente, y digo últimamente porque lo han hecho en el pasado, luego lo retiraron y ahora vuelve a aparecer, un planteo de convocatoria a un partido de los trabajadores. Suena bien. Ellos lo plantean ¿de qué modo? lo han planteado diciendo que es un partido mucho más amplio y mucho más grande que el Frente de Izquierda y la amplitud a la que invocan no tiene que ver con las fuerzas que se agrupan -es decir, pasamos a agrupar una mayoría de obreros, una mayoría de explotados, de jóvenes, de mujeres-, sino amplitud porque abarca otras fuerzas políticas que van más allá del Frente de Izquierda. En eso consiste para ellos la ventaja de esa propuesta. Mientras para nosotros la amplitud del Frente de Izquierda no es programática, es decir, no es abrirnos a pactos con la pequeña burguesía, pactos con sectores capitalistas sino ir a la conquista de una mayoría obrera y una mayoría popular para el programa del socialismo.
Acá se presenta la amplitud en términos de ir a otros sectores políticos de diferente tipo, justificado en nombre de que la crisis argentina evoluciona muy rápido y que el crecimiento de los partidos del Frente de Izquierda evoluciona más lento. Entonces hay una especie de tijera entre la evolución de la crisis y la evolución de los partidos de izquierda y como esa tijera no se puede cerrar construyendo partidos revolucionarios tenemos que buscar un atajo que es plantear un partido de los trabajadores; ¿a quien? a sectores de la burocracia sindical. Y eso no es que uno lo dice acá como un ataque, sino que está puesto en los documentos de los compañeros del PTS, que lo dicen claramente.
Por ejemplo, se convoca a un frente que se llama "por la soberanía del movimiento sindical", que agrupa a la CATT-la Confederación de Transporte-, a la CTAs, a la UOM, a Aceiteros, diciendo "ellos son distintos a la dirección de la CGT, han planteado la necesidad de luchar y con ellos queremos discutir el tema del partido de los trabajadores". Y el programa del partido de los trabajadores no es un programa de independencia de clase y de lucha por el gobierno de los trabajadores, sino que plantean que sea un programa capaz de dar vuelta el curso de decadencia nacional, de saqueo y sumisión al capital financiero internacional y las grandes empresas.
Aparece en principio como un programa de tipo nacionalista porque es dar vuelta el curso de decadencia nacional, de saqueo, sumisión al capital financiero internacional y las grandes empresas. Me quiero quedar con las grandes empresas por un momento porque no estoy haciendo un problema semántico de agarrar una frase, sino que si uno muchos textos de los compañeros del PTS de manera prácticamente permanente hablan de las grandes empresas hay un tema de fondo porque quien conozca a la izquierda argentina en diferentes momentos va a ver que todo el tiempo hablar de grandes empresas y no del capital plantea una distorsión programática peligrosa. Porque de hecho en Argentina tenemos que la mayoría de los trabajadores no trabaja en grandes empresas, trabaja en las llamadas pymes y la reforma laboral que se quiere implementar ahora se la hace especialmente hablando de las pymes, "que las pymes no pueden pagar el mismo salario que una gran empresa", "que las pymes no pueden tener el mismo convenio colectivo que una gran empresa", entonces el problema de las pymes, incluso dentro de otra izquierda que existía en el pasado tipo CTA, que había armado una serie de frentes políticos de otro tipo como el Frenapo, las pymes estaban adentro. Es la idea de un convenio laboral específico y un frente único entre sindicatos y las pymes. Entonces uno se pregunta lo siguiente: el 80% de la fuerza de trabajo de Argentina que trabaja la pyme, ¿cómo concilia su interés de la fuerza de trabajo con su patrón cuando hoy las pymes son las que más reclaman la reforma laboral? Entonces el tema permanente de hablar de las grandes empresas omite un planteamiento anticapitalista y lo reemplaza por una lucha contra monopolios. Insisto, no es un tema para nada menor, porque es permanente ese tipo de posición.
Y luego se habla que con un partido de trabajadores, en el caso de que se forme, la clase obrera pesaría de una manera distinta en la vida nacional, pesaría más fuerte en la vida nacional. Pero acá también estamos en un lenguaje muy preciso, porque de hecho la clase obrera pesa sobre la vida nacional ¡cómo no va a pesar si es la clase que produce la riqueza del país! Pero plantear que la estrategia de una fuerza política es que la clase obrera pese es reducir a una fuerza de presión para una serie de conquistas sindicales o para colocar temas de agenda. Está omitido el programa revolucionario en nombre de que no tendríamos hoy la vía de construcción de un partido a través del crecimiento de los partidos que se reclaman revolucionarios, sino de un partido formado a través de los sindicatos, en este caso la CATT, la UOM, las CTAs. Y si bien vamos a estudiar después otras experiencias que ha habido es evidente que un partido, a diferencia de un sindicato, la base de su reclutamiento se da sobre la base del programa. Para que se entienda bien: si uno es metalúrgico está en la UOM, y vos podes ser peronista, radical, trotskista, cristiano o lo que sea, y sos de la UOM porque sos metalúrgico; si sos mecánico estás en el Smata y si trabajas en el neumático sos del Sutna, es decir, la organización de los trabajadores es de acuerdo de la industria para la cual trabaja. En un partido revolucionario no ocurre lo mismo. La base para estar en un partido es una decisión programática, de estrategia política. Entonces, presentar como el modelo a seguir la construcción de un partido revolucionario basado en los sindicatos son experiencias históricas muy, pero muy limitadas, que en general no terminaron bien porque tampoco son los partidos de los sindicatos, sino que son los partidos de la burocracia sindical, de los dirigentes sindicales, y la base de ese sindicato no participa de la vida de ese partido.
Los propios compañeros el PTS cuando quieren decir de qué modo piensan llevar adelante esta campaña, ven que no hay mucha fuerza para agarrarlo. No hay muchas experiencias vivas que permita pensar que se va a poder avanzar de este modo. Entonces acá se abre otro peligro, que es un periodo que advertimos que es el siguiente: si yo pienso que lo que tengo que hacer es una construcción que no pasa por el reclutamiento, un programa revolucionario, sino un programa mucho más amplio, ya que hay una especie de sindicato de este tipo con un programa de tipo medio nacionalista y no tengo a nadie que lo haga, se corre el riesgo de que el partido que proclama eso quiera convertirse él mismo en ese tipo de partido y entonces que su discurso se vaya adaptando a lo que sería un discurso de un partido de trabajadores basado en los sindicatos, con dirigentes de la burocracia sindical. Entonces no lo vemos como la vía adecuada. Más cuando se invoca ese tipo de posición para rechazar un congreso del Frente de Izquierda para avanzar en la lucha concreta para amar un bloque político independiente de clase.
Por otro lado, hay una propuesta de los compañeros del MST que en diferentes ocasiones también ha planteado que se construya un partido único de la izquierda con libertad de tendencias. Eso presenta modelos internacionales, se e habla del PSOL, en el caso de Brasil, se habla del Partido Anticapitalista, el NPA en el caso francés y diferentes tipos de versiones de ese tipo. ¿Qué serían las tendencias? Los partidos actuantes actualmente. Es como que si el Frente de Izquierda pasase a ser un partido y los partidos del Frente de Izquierda pasasen a ser tendencias de ese partido. Así dicho, parece algo que no cambia mucho porque bastaría con que le cambiamos el nombre a las cosas y sigue todo más o menos parecido. Pero cuidado, cuando los compañeros explican a dónde pretenden llegar es algo parecido la propuesta de los compañeros de PTS, es decir algo más amplio, y lo programático queda diluido. Por lo tanto se busca un compromiso por esa vía con sectores también de la burocracia sindical. Y eso nos lleva finalmente a que la lucha por un partido revolucionario es distorsionada sobre la base de la presión de clases sociales distintas de los trabajadores, y el impacto negativo sobre el propio Frente de Izquierda porque en vez de desenvolver al Frente de izquierda con toda su potencialidad, yendo mucho más allá del proceso electoral tomado como tal, siempre tiene una distorsión en un caso de un partido de trabajadores, en otro caso de un partido de tendencias -que tomando las experiencias de Brasil, las experiencias de Francia que se muestran como ejemplo han terminado en todos los casos con una fuerte colaboración de clase y un giro hacia centro izquierda-, nos alejan de la construcción revolucionaria en Argentina. Y visto las experiencias de Chile y de Bolivia, le quita por lo tanto al Frente de Izquierda la posibilidad de superar esas diferencias.
Entonces acá lo que nosotros estamos planteando -y es el debate dentro del Frente de Izquierda, y es un debate más general en la izquierda internacional- es que nuevamente se pone sobre la mesa la necesidad de la construcción de partidos revolucionarios sobre la base de un programa revolucionario y la independencia de clase no puede ser presentada formalmente, porque para que haya independencia de clase de verdad tiene que haber un programa de lucha contra el Estado. De otro modo, se ha corroborado que sin un programa de lucha contra el Estado, lo que termina primando es la cooptación. Entonces, ese tipo de programa y la construcción revolucionaria es nuestro eje, y las propuestas que se han hecho en Argentina, y es el problema que estamos discutiendo, es la responsabilidad de bloquear el desarrollo del Frente de Izquierda y eso nosotros estamos planteando ahora hacia donde construir al Frente de Izquierda, sobre una base revolucionaria que no es solamente el programa, sino también la metodología que no puede ser exclusivamente electoral.



