Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, y Luis Petri, ministro de Defensa, anunciaron en una conferencia de prensa junto al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, un “nuevo operativo antinarcos” para afrontar la crisis en Rosario. Se trata de un reforzamiento de la represión estatal, una medida que ha fracasado bajo otros gobiernos y también en el resto de los países en los que se aplicó.

Los protagonistas de la conferencia prometieron “saturar” el territorio con efectivos de las fuerzas federales –incluso con policías retirados– y utilizar a las FF.AA. para cooperar con ellos. Asimismo, Bullrich anunció que aplicará la Ley Antiterrorista para perseguir y juzgar a los narcos; y también que enviará una ley al Congreso que “tipifica una nueva modalidad de persecución penal sobre el crimen organizado”, mencionando a Estados Unidos, Italia y El Salvador como ejemplos del éxito de esta política.

Estamos ante una verdadera cortina de humo. Como señaló Carla Deiana, dirigente del Partido Obrero y excandidata a gobernadora del Frente de Izquierda, en la conferencia se prometió “más de lo mismo” y se quiso “ocultar la responsabilidad de Milei y Pullaro en la degradación inmensa de las condiciones de vida de la mayoría popular”.

“El comité de crisis está integrado por los mismos responsables políticos de la catástrofe que vivimos en Rosario. Es una responsabilidad que viene de larga data, porque Bullrich y Pullaro ya fueron ministros de seguridad en el pasado, y son parte de la cadena de fracasos que nos han llevado a este punto”, sostuvo.

Es que los estupefacientes llegan a Rosario gracias a la Gendarmería, que se supone debe cuidar la frontera; gracias a la Prefectura, que se supone debe cuidar la Hidrovía; y gracias a las Fuerzas Armadas, que se supone deben cuidar el espacio aéreo. Estas fuerzas obtienen un rédito por dejar pasar y dejar hacer. Y todo el dinero del negocio es lavado a través de bancos, casinos, inmobiliarias, concesionarias de autos, etc.

Sin la complicidad de estos niveles, así como del poder judicial y fundamentalmente del poder político, dice Deiana, “no estaríamos lamentando la muerte de trabajadores”.

Con altas dosis de demagogia encima, Bullrich se refirió al problema de los barrios, pero sin anunciar en ningún momento presupuesto para su urbanización, trabajo genuino y centros de salud y escuelas con presupuesto. Es que una política así entra contradicción con el ajuste de Milei, Pullaro y el intendente rosarino Javkin.

“Bullrich habla de los pibes captados por el narco mientras es su gobierno el que fabrica pobres minuto a minuto, con un plan motosierra que destruye las fuentes de trabajo, el salario, la educación y la salud. Ellos son los terroristas que destruyen a la juventud”, dijo Carla.

Deiana ha señalado que “la figura de terrorismo es para justificar las razzias en los barrios y llenar las cárceles de perejiles. Piensan embolsar pobres para mostrarse duros, mientras los capitalistas del narco siguen actuando impunemente en las sombras”.

Bullrich le miente al pueblo cuando le dice que siguiendo el ejemplo de los países mencionados Argentina saldría de la crisis narco. El mercado estadounidense recibe droga elaborada por las narcomafias colombianas y hace poco las autoridades de la ciudad de Portland han declarado un estado de emergencia de 90 días por la crisis de consumo de fentanilo. El país favorito de Milei y Bullrich es líder en consumo de drogas. En Italia operan mafias poderosísimas como la Ndrangheta. Y en El Salvador la población pasó de tenerle miedo a las maras a tenerle miedo al Ejército.

Para terminar con el narco-Estado, los trabajadores debemos intervenir. No necesitamos “todo el peso del Estado”, que el gobierno utilizará para perseguir a los trabajadores, necesitamos que el Estado deje de proteger a los dueños del negocio narco.

“Necesitamos tomar medidas de fondo. La inmediata nacionalización de los puertos. Abrir los libros de los bancos, de las financieras, de los casinos, de las importadoras y exportadoras, al escrutinio de los trabajadores, para desbaratar el lavado del dinero negro y el financiamiento de los “commodities” de la droga. Por eso planteamos un Congreso de Trabajadores que discuta nuestro programa de salida a la crisis narco”, dijo Deiana.