Conlutas convoca a un Encuentro Latinoamericano

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Conlutas, la central sindical que impulsan el PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado) y el PSOL (Partido Socialismo y Libertad) de Brasil, ha convocado a un "Encuentro Latinoamericano y del Caribe", que se realizará a comienzos de julio, inmediatamente después de su congreso nacional. Han comprometido su asistencia organizaciones de Bolivia, Uruguay y Haití.
El Encuentro se propone "avanzar en la unidad y solidaridad internacional de los trabajadores y los pueblos de América Latina", pero la convocatoria está vacía de contenido. Con el argumento de que existen en el movimiento sindical "opiniones" diversas sobre los gobiernos de características nacionalistas, se salta la obligación de plantear la independencia de clase del sindicalismo frente a ellos. Mientras las ‘opiniones' puedan ser divergentes en un marco de política independiente, no hay problema. Pero cuando lo que sibilinamente se denomina ‘opiniones' resultan ser políticas y estrategias que subordinan el movimiento obrero al nacionalismo pequeño burgués, la delimitación es obligatoria si se quiere construir y desarrollar realmente un movimiento sindical. Es probable que esta limitación insalvable de la convocatoria obedezca a un compromiso entre el chavista PSOL y el ultra-anti-chavista PSTU. El PSTU desconoce el carácter progresivo del chavismo en relación a sus oponentes, que operan como agentes directos del imperialismo. No tiene en cuenta que esta distinción le ha permitido al chavismo adquirir características masivas, al menos en momentos excepcionales, y que el camino de la independencia del proletariado de Venezuela pasa por un agotamiento de sus ilusiones en el chavismo a través de la experiencia. El peligro del procedimiento utilizado por Conlutas es que el Encuentro no pase de una maniobra de cara a luchas faccionales internas en Brasil y algunas internacionales.
Otro argumento a favor del procedimiento elegido es que, dice la resolución convocante, "No consideramos que exista una acumulación necesaria para que pueda ser adoptada una posición única sobre este asunto". O sea que el objetivo es "una posición única", no un planteamiento de independencia de clase. Estamos ante un verdadero despropósito. Sobre la confusión no se construye nada. En la larga serie de consignas y reivindicaciones que cierra el proyecto de manifiesto del Encuentro, la mayoría de ellas de carácter "anti-neoliberal", está ausente la reivindicación de la independencia obrera frente al nacionalismo de contenido burgués.
La convocatoria, sin embargo, pierde su inocencia unitaria cuando se afirma que las direcciones tradicionales del movimiento obrero y sindical se han pasado al campo del "neoliberalismo". Con esta afirmación el PSTU pasa su propia posición política de contrabando, esa misma que decía que no se podía discutir por "falta de acumulación", porque para el PSTU Chávez, Correa, Kirchner y Morales son ‘neoliberales'. No sorprende entonces que acudan al llamado de Conlutas las tendencias sindicales y políticas que abordan en forma sectaria al nacionalismo burgués. En el caso boliviano, ese sectarismo se ha manifestado en un abstencionismo político completo con referencia a la experiencia indigenista, democratizante y refundacionista que han estado apoyando las masas bolivianas. El empeño por ignorar las contradicciones en que se debate el movimiento obrero de América Latina es tal que cuando adjudica a las "direcciones tradicionales" una posición ‘neoliberal' no tiene en cuenta que la central que más se aproxima a esa definición es la CTVenezuela, que por eso mismo es la más ‘independiente' frente al Estado, que está piloteado por el chavismo. Por supuesto, se trata de una ‘independencia' de cuño proimperialista, lo cual no le impide canalizar fuerzas que se van desilusionando del bolivarianismo hacia la derecha. Los opositores a este independentismo proimperialista son las corrientes que militan en la aún no formada UNT, que están integradas al nacionalismo militar gobernante.
Crisis política
Aunque la resolución sobre el Encuentro afirma que "no existe una acumulación necesaria para que pueda ser adoptada una posición única", el PSTU (mayoritario en Conlutas) publica un proyecto de manifiesto que afirma que "los gobiernos de turno (del continente)... son responsables por la aplicación de los planes dictados por los organismos financieros internacionales. Son representantes locales y directos del imperialismo, sea norteamericano, europeo o japonés". Si agregaba chino y ruso teníamos el identi-kit del chavismo. Esta identificación del chavismo con el imperialismo, desde un planteo que no reclama la independencia de clase frente al Estado y al nacionalismo, es una versión extrema del abordaje sectario del proceso político de los explotados de América Latina, pues ni siquiera conduce a postular la estructuración política del proletariado como clase.
Las tendencias chavistas del PSOL han salido a atacar al PSTU. A la cabeza de este ataque se encuentra el MES, la versión brasileña del MST argentino, que repudia sin matices el Encuentro -"cuya esencia, dice, es colocarse contra el proceso bolivariano, posicionándose objetivamente del lado de la reacción y del imperialismo". En otras palabras, reclama que el Encuentro dé el apoyo incondicional a Chávez, esto mientras en Argentina enfrenta al chavismo local en un frente con los terratenientes y el gran capital agrofinanciero. Otra organización, el chavista MTL (Movimento Terra e Liberdade) anunció su ruptura con Conlutas. Según el PSTU, la ruptura del MTL y las críticas de los sectores encabezados por el MES responden a una pura maniobra de aparato: romper Conlutas para formar una "corriente sindical del PSOL" (Opinión Socialista, 17/6). La convocatoria oportunista a la unidad sindical continental podría acabar provocando una ruptura, también oportunista, a nivel nacional. La "unidad de los que luchan" en América Latina comienza por la división de los que luchaban juntos, hasta ahora, en Brasil.
Las limitaciones y contradicciones del Encuentro resumen las contradicciones y las limitaciones de la política del PSTU. El PSTU pretende "autoconstruirse" al margen de los fenómenos políticos concretos que recorren el continente, con una posición sectaria frente a los procesos nacionalistas y, por lo tanto, ultimatista frente a las masas que procesan esa experiencia. El programa del Manifiesto ignora los procesos populares nacionalistas, pero lo hace a su propio costo, pues la totalidad de sus reivindicaciones son nacionalistas y no pretenden superar el marco nacionalista; es el caso de "la nacionalización de los recursos naturales, contra las privatizaciones, contra los tratados de libre comercio", donde no hay un ápice de ataque a la propiedad privada capitalista, ni una ingerencia del proletariado bajo la forma del control obrero, la gestión colectiva o el desarrollo de piquetes, asambleas, consejos y congresos de bases. También está ausente la consigna que resume esta lucha por la independencia obrera continental: la reivindicación de los Estados Unidos Socialistas de América Latina. No debe olvidarse que el ‘motto' del PSTU sigue siendo "por la segunda independencia".