El presidente Javier Milei ahorrará $110.000 millones a nivel nacional en subsidios al transporte en las provincias. Algún desprevenido puede entender esta medida como una represalia a los gobernadores “traidores”que hicieron caer la Ley Ómnibus. Es mucho más que eso, denota que Milei está dispuesto a gobernar a fuerza de decretazos y por fuera de la ley. Con estos recursos, propios de una dictadura, intenta imponer una enorme transferencia de recursos de la masa trabajadora a las empresas y al pago de la deuda usuraria.

No le alcanzó el consenso ajustador y antiobrero de los gobernadores peronistas o de Juntos por el cambio, que mandaron a votar en general la Ley Ómnibus y vienen aplicando en sus provincias violentos ajustes, en especial en el boleto, que en la mayor parte de los distritos es mucho más caro que en Buenos Aires, al igual que el resto de los servicios.

Es el caso de Salta en donde hace una semana el boleto paso de $110 a $290 y el 4 de marzo a $490. Además, comenzó un recorte de las gratuidades en el boleto estudiantil, como parte del ajuste.

El gobernador Saenz siguió la misma lógica que este golpe de Milei: retirar subsidios de la provincia y que la cuenta la paguen los vecinos con un boletazo. A diciembre pasado, el subsidio nacional era un monto anual equivalente a la totalidad de lo recaudado por venta de pasajes, unos $6.500 millones. Si Sáenz traslada al usuario ese monto, significaría al menos duplicar el precio del boleto por sobre los tarifazos ya anunciados: arriba de $1.000 el pasaje. Impagable en una provincia con la mitad de sus trabajadores en negro y cerca de un 60% de la población en la pobreza.

La podredumbre y las divisiones en el régimen político estan “apurando” aún más los ataques a los trabajadores. Hay que rechazar todo tarifazo, exigir la apertura de los libros de las empresas al control de los trabajadores y usuarios, eliminar el parasitismo empresario que en el caso de Salta tienen rentabilidad garantizada por kilómetro recorrido, sostener el funcionamiento del sistema y un servicio de calidad con aportes progresivos de los grandes grupos económicos beneficiados con la inflación, la devaluación de la moneda y las exenciones de impuestos.

A organizarnos para evitar que la podredumbre de los de arriba nos haga la vida imposible a los de abajo.