Políticas
28/10/2025
Grabois ataca al Frente de Izquierda para encubrir su subordinación al PJ
Apunta contra el FIT-U para intentar defender la política de no combatir en las calles a Milei, las patronales y el imperialismo.

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Grabois, otra vez justificando al PJ conciliador.
En su visita al programa que conduce Andrés Ducatenzeiler en Carnaval Stream, Juan Grabois buscó desviar el fuerte cuestionamiento al peronismo tras su derrota atacando al Frente de Izquierda. En lugar de llamar a revisar el colaboracionismo con Milei o autocriticarse por la campaña derechista de Fuerza Patria, intentó lavarse señalando que las posiciones consecuentes del FIT-U se explican porque “no tiene vocación de poder” sino que se limita a un “propagandismo abstracto”. Grabois muestra que está comprometido con la orientación del PJ de no combatir en las calles a Milei y la ofensiva capitalista.
Con su ataque al Frente de Izquierda, el dirigente de Patria Grande trata de encubrir que el peronismo no levantó ningún programa para responder al chantaje que ejerció Estados Unidos, amenazando al pueblo argentino con que si no votaba por el oficialismo iba a cortar todo tipo de “asistencia” y provocar un descalabro económico. También pretende con eso absolver la responsabilidad de un peronismo que se dedicó a hacer campaña junto a la repudiada burocracia sindical de la CGT, que deja pasar la ofensiva de Milei y pacta con las patronales la destrucción de los convenios colectivos de trabajo. Finalmente, su propio delegado en la lista porteña, Itai Hagman, se encargó de aclarar que apoyaban plenamente la reforma laboral que reclama el gran capital y que los derechos laborales son una nostalgia del pasado.
La Utep de Grabois es parte de ese operativo de contención social orquestado por el peronismo, aislando fundamentalmente a los trabajadores desocupados y a sus organizaciones, que sufren la política de persecución y agravios del gobierno nacional. Este agente del Vaticano se ha pronunciado en varias oportunidades en defensa de la gobernabilidad, es decir, de que Milei gobierne hasta 2027. El problema, claro, es cómo llegaría la clase trabajadora a ese año; probablemente sin ningún tipo de derecho laboral, con jubilaciones transformadas en meras pensiones miserables y con los sistemas de salud y educación en un avanzadísimo estado de privatización.
Grabois dice que lo de la izquierda es un “propagandismo abstracto” de rasgos moralistas. Y que lo suyo es “realista”, pasible de ser realizado; por ejemplo, su propuesta de “repartir terrenos y viviendas”. Suena, a priori, a estafa: integró y apoyó al gobierno del Frente de Todos, responsable de una crisis habitacional que en su momento llegó a afectar a 15 millones de personas y ejecutor de una política de desalojos contra las familias que, desesperadas en el marco de la crisis, se vieron obligadas a tomar un terreno para poder vivir. Esto sin contar que no propone la expropiación de los capitalistas latifundistas –finalmente, el peronismo es un defensor de estos negocios–, ni la planificación de la tierra, ni tampoco aclara cómo financiaría dicha empresa.
El dirigente de Patria Grande corre el arco para evitar referirse a los problemas de fondo que enfrenta la Argentina: la fuga de capitales, la enorme deuda externa, el vaciamiento de las cuentas públicas. ¿Rompería con el FMI y desconocería la deuda? Este tema es crucial porque, bajo la bota del imperialismo, Argentina nunca podrá salir de su crisis y afrontar un proceso de industrialización y desarrollo general de sus fuerzas productivas.
Grabois es un representante de las patronales, como ha quedado demostrado cuando se hizo eco de las denuncias contra la denominada "industria del juicio". Está en contra de que los trabajadores litiguen contra las patronales por negreras y superexplotadoras. Visto de otro modo, está a favor de la eliminación o reducción de las indemnizaciones por despido, al igual que Milei. Asimismo, es un defensor de la “economía popular”, que no es otra cosa que el trabajo precarizado. Más de lo mismo.
Tuvo que salir a pegarle a la izquierda porque entre sectores del pueblo y del activismo hay un debate abierto sobre cómo enfrentar a Milei. El peronismo claramente no es una vía para hacerlo, ya que lo sostiene manteniendo paralizados los sindicatos y votándole leyes en el Congreso. El Frente de Izquierda les propone a los trabajadores ganar las calles y pelear contra el gobierno hasta derrotarlo, partiendo de la comprensión de que su permanencia en el poder es incompatible con cualquier tipo de aspiración popular. Y es consecuente con eso: acompaña al pueblo en cada lucha, en los sindicatos, en los lugares de estudio, en los barrios y en todos los terrenos donde haya que combatir la explotación y la opresión.
Grabois es funcional a Milei y ataca a los que luchan contra su gobierno. Habría que hacer un arduo trabajo de investigación para encontrar en el archivo alguna imagen de Grabois peleando junto a sectores del pueblo bajo Milei. Sí se van a encontrar fotos de él con dirigentes de la CGT y con todo tipo de representantes de la clase capitalista enemiga de los trabajadores, o declaraciones suyas y publicaciones de su fuerza política legitimando al Estado de Israel y adoptando la teoría de los dos demonios contra la resistencia del pueblo palestino.
En una de sus clásicas chicanas, Grabois dijo que el Partido Obrero no tiene nada que ver con Trotsky porque "no plantea una revolución violenta para la toma de los medios de producción". Encubre de esa forma que es partidario de la defensa violenta del régimen existente, que solo se preserva a base de represión, persecución a los luchadores, ataques a las libertades democráticas, avance del narco y enormes privaciones contra el pueblo. Es la chicana de un cipayo. Por lo demás, el Frente de Izquierda fue la única fuerza que, ante el chantaje de Trump y la entrega del gobierno a la Casa Blanca, cerró su campaña electoral frente a la embajada yanqui planteando como programa la ruptura con el FMI y la nacionalización de la banca y el comercio exterior bajo control obrero, que no es la revolución socialista pero sí constituye medidas elementales para la defensa de los intereses nacionales y de las mayorías.




