Políticas

12/12/2025

La Cátedra de Estudios Palestinos de la UBA desarma el ataque de la DAIA contra Romina Del Plá por su jura

La diputada del Partido Obrero en el FIT-U es atacada por haber jurado por la lucha del pueblo palestino.

Jura Romina del Plá.

Luego de la sesión preparatoria donde juraron los nuevos diputados electos en el Congreso Nacional, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) publicó una declaración condenando particularmente a Romina Del Plá, quien juró, entre otras cosas, por “el derecho del pueblo palestino a existir, del río al mar”. Todos los diputados del Frente de Izquierda (Del Plá, Néstor Pitrola, Myriam Bregman y Nicolás Del Caño) pronunciaron en su jura el apoyo al pueblo palestino y la condena al genocidio por parte del Estado de Israel. La Daia se ensañó particularmente con Romina Del Plá calificando de antisemita “la frase del río al mar”, y también con Ariel Moreno, diputado de la provincia de Buenos Aires, también del Frente de Izquierda y militante del PTS que había jurado semanas antes con una formulación similar.

Frente a este pronunciamiento de la Daia, la Cátedra de Estudios Palestinos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires publicó una declaración de respuesta muy contundente, posicionándose contra el intento de cercenar la libertad de expresión por parte de la DAIA, y desmintiendo que la frase “Palestina libre del río al mar” fuera una expresión antisemita. Reproducimos la declaración a continuación:

La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas –DAIA–, que se presenta a sí misma como representante de la comunidad judía argentina, ha emitido una declaración condenando a los diputados que, al momento de jurar como tales, lo hicieron por una “Palestina libre, del río al mar”. Sostiene la DAIA que esa expresión es una frase de odio, que llama al aniquilamiento del Estado de Israel y de quienes lo habitan, “la eliminación de su población judía”, la legitimación del terrorismo, la hostilidad hacia los judíos, los valores democráticos y la convivencia plural.

La declaración es una continuidad de la política de sus autoridades de formular denuncias judiciales por discriminación contra aquellos que condenan el genocidio de la población palestina por el Estado de Israel, comparando al sionismo con el nazismo o caracterizando públicamente el antisionismo como antisemitismo.

La DAIA nunca convoca al debate público sobre estos temas. Procura, cual moderna Inquisición, limitar la libertad de expresión y hasta del propio pensamiento, generando pánico en la población. Recurre para ello a una reiterada trampa semántica consistente en identificar al sionismo con el judaísmo, de forma tal que toda crítica al primero pueda ser calificada como un ataque a la comunidad judía y, por lo tanto, perseguible penalmente. De esta forma, ni el sionismo ni el Estado de Israel pueden ser objeto de críticas, aun cuando sean responsables de todo tipo de crímenes de guerra y de lesa humanidad, como ya han admitido la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional.

El sionismo es un movimiento nacionalista surgido en Europa central y oriental a fines del siglo XIX, que se propuso crear un Estado para reunir en él a todos los judíos del mundo, del mismo modo que “los ingleses tienen a Inglaterra y los franceses a Francia”, al decir de sus líderes. Es, por lo tanto, un movimiento político, tan criticable como cualquier otro movimiento político –el liberalismo, el socialismo, los muy variados nacionalismos– y el Estado que fue su fruto, el Estado de Israel, tan criticable como Inglaterra o Francia.

Quienes se oponen a que pueda ser criticado, y denuncian penalmente a los que lo hacen, buscan infundir miedo y autocensura entre todos aquellos que reaccionan no contra la comunidad judía o el judaísmo, sino contra las bombas arrojadas sobre Gaza, las matanzas de palestinos en Cisjordania por los colonos que invaden esas tierras y, remontándonos en el tiempo, la limpieza étnica de Palestina en 1948 para conquistar por la fuerza ese territorio, expulsar a la mayoría de sus habitantes, negarse a su retorno y crear allí un Estado étnico excluyente.

Quienes identifican al judaísmo con el Estado de Israel y con el sionismo –y, por lo tanto, con sus crímenes– promueven el sentimiento antijudío o judeofóbico –mal llamado antisemitismo– porque las personas nobles sienten un justificado rechazo y expresan su condena a los bombardeos brutales que han matado a más de 70.000 personas, entre ellos más de 20.000 niños, herido a otros 200.000 y destruido todas las viviendas. Por el contrario, distinguir y separar al judaísmo del Estado de Israel y sus crímenes es la mayor contribución a la lucha contra la judeofobia en nuestro país y en el mundo.

La consigna “Palestina libre, del río al mar” no llama a la eliminación de los judíos ni alienta el terrorismo. Se relaciona con una vieja propuesta de los árabes de Palestina, sostenida durante décadas por sus organizaciones de liberación, de constituir en ese territorio un Estado laico, secular, plurinacional y plurireligioso, que albergara a todos sus habitantes en igualdad de derechos, en contraposición a lo que el sionismo logró: un Estado religioso, excluyente, construido sobre la base de la expulsión de la población local y la negación de sus derechos, la más perfecta negación de la convivencia plural que la propia DAIA invoca en su comunicado.

En 1919, el Congreso General Sirio reunido en Damasco expresó públicamente su oposición a la creación de un Estado judío en la parte sur de Siria conocida como Palestina, declarando que “nuestros compatriotas judíos podrán disfrutar de nuestros derechos comunes y asumir las responsabilidades comunes”, convocando de este modo a la convivencia plural. Su llamado no fue oído y el mundo vive, desde hace más de 100 años, un estado de guerra y destrucción en Medio Oriente que pudo haberse evitado con una Palestina libre, del río al mar, para todos sus habitantes.

Cátedra Libre de Estudios Palestinos “Edward Said” - Facultad de Filosofía y Letras, UBA - Diciembre de 2025

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