Políticas
19/12/2025
La destrucción de derechos laborales que sigue avanzando
El Indec registra que solo crece la cantidad de trabajadores precarizados.

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Avanza el cuentapropismo precario.
Los datos oficiales reflejan el avance de la precarización laboral bajo el gobierno libertario. La pérdida de puestos de trabajo formales tuvo como correlato un aumento del cuentrapropismo precario, donde no existen los derechos laborales. La reforma antiobrera en agenda, lejos de fomentar la creación de empleo genuino, agravará esta tendencia.
El informe de Mercado de Trabajo publicado por el Indec arroja que, entre el tercer trimestre 2024 y el tercer trimestre 2025, dentro de los trabajadores ocupados, la tasa de asalariados disminuyó del 73,1% al 71,9%. Como contrapartida, el porcentaje de no asalariados (en su mayoría cuentapropistas), creció del 26,9% al 28,1% en el mismo período. Lo anterior da cuenta que gran parte de los miles de obreros que perdieron su trabajo bajo convenio, fruto de los despidos y cierres de planta, se reinsertaron en el mercado laboral de forma precaria; ya sea trabajando para una aplicación detrás de la figura del monotributo, realizando changas o impulsando emprendimientos con escaso capital (en muchos casos proveniente de la indemnización o del endeudamiento).
Así las cosas, la reforma laboral del gobierno no apunta a crear empleo registrado; por el contrario, abarata las indemnizaciones, favoreciendo que las patronales sigan cobrándoles a sus trabajadores los platos rotos de la recesión económica, procediendo a recortes de personal. Finalmente, el declive de la industria -que concentra el grueso de los puestos de trabajo formales- continúa su curso: según el Indec, entre octubre 2024 y octubre 2025, la utilización de la capacidad instalada en las fábricas retrocedió del 63% al 61%. Asimismo, en el tercer trimestre del 2025, la actividad en dicho rubro presentó una caída del 2,4% del PBI, en términos interanuales.
Como sabemos, el proyecto de ley licúa las indemnizaciones excluyendo de su cálculo a componentes del salario tales como gratificaciones, participación en las utilidades, premios, etc. Se trata de un ataque antiobrero de gran magnitud, dado que esos adicionales representan un porcentaje considerable del ingreso mensual de los trabajadores. Según los datos recabados por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), la incidencia de estas sumas llega al 21% de las remuneración de un cajero bancario con diez años de antigüedad; al 40,3% en los camioneros con categoría de conductor primera; al 43,3% en el gremio del transporte (conductor de corta/media); al 31,0% en los químicos con categoría A1; al 36,9% en los sueldos de los gastronómicos con 4° categoría; y al 25,9% en comercio (vendedor B), por mencionar algunos ejemplos.
Con esta disposición, sumado al tope de intereses en el cobro de indemnizaciones y a la creación de un fondo para costearlas financiado con recursos del sistema previsional, la reforma en puertas incentiva a los capitalistas a despedir a los trabajadores de más antigüedad y contratar nuevos en condiciones de flexibilización. A su vez, la normativa pretende que en las fábricas haya menos obreros, sobre los cuales recaigan jornadas laborales más extensas, ritmos de producción más intensivos y menos derechos; y que el resto sobreviva como cuentapropista precarizado, ya sea trabajando para la denominada "economía de plataformas", mediante la venta ambulante, en la feria del barrio o abriendo un kiosco en la casa. De más está decir que los ingresos en dichas actividades se desploman en contextos recesivos como el actual.
Sucede que la clase capitalista argentina pretende aumentar la productividad del trabajo -que se mantiene en los mismos niveles de 1981 según la consultora Fiel-, no incrementando la inversión en maquinaria y tecnología -la cual cayó 6,0% del PBI en el tercer trimestre 2025 respecto al trimestre anterior- sino mediante la superexplotación obrera. Ese es el objetivo de la reforma esclavista, por lo que toca derrotarla con lucha y organización.




