Políticas

5/4/2024

Milei junto a Richardson: una muestra más de la subordinación de la soberanía nacional al imperialismo

El presidente se reunió en Ushuaia con la jefa del estratégico Comando Sur de los Estados Unidos.

Javier Milei junto a Laura Richardson.

El presidente Javier Milei realizó un viaje de última hora hacia el sur argentino (Ushuaia, Tierra del Fuego) para acompañar a la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, en su visita/auditoría por el país. El encuentro se dio en el marco de la política de subordinación de la soberanía nacional argentina al imperialismo norteamericano, reivindicada por Javier Milei, y los reparos de los Estados Unidos a la injerencia China en la región.

La vista de Milei y Richardson no fue bien recibida por los docentes de la provincia, quienes, en el marco del paro nacional de Ctera, realizaron una acción de protesta, junto a otros gremios, en la plaza Islas Malvinas, denunciando la presencia norteamericana en la provincia y el objetivo manifiesto de Richardson de hacerse de los recursos naturales del país.

La agenda norteamericana en la región está signada por bloquear la intervención China en la eventual construcción de un “puerto multipropósito” en Río Grande: una ubicación estratégica para el monitoreo de la navegación bioceánica y la cercanía con la Antártida.

En oposición a este planteo, que es asociado al gobierno del Frente de Todos y a la gestión provincial del kirchnerista Gustavo Melella, Milei se orienta a satisfacer el deseo norteamericano de avanzar en la creación de un Polo Logístico Antártico en la Base Naval Integrada, que sirva como base de operaciones militares, logísticas y comerciales de los Estados Unidos en la zona.

 

Sobre el gobierno de Milei pesa la necesidad de mantener el financiamiento chino y especialmente el swap de 18.000 millones de dólares, que significa una porción mayoritaria de las reservas internacionales del Banco Central. No se puede dar el lujo de romper relaciones bilaterales y comerciales con China sin efectos de gran alcance, considerando que es uno de los principales socios comerciales y financistas del país.

Es también una relación desigual, principalmente por la injerencia china en obras de infraestructura y por ser el origen de importaciones claves para la industria argentina. Esto pone de manifiesto los límites del gobierno nacional en su orientación unidireccional de subordinación a los Estados Unidos, lo que es reconocido por el propio Milei en un reciente entrevista con el medio Bloomberg; el medio destacó que “renunciar a China es difícil, incluso para el anarcocapitalista argentino”.

Además de los planes norteamericanos para la región más austral del país, Richardson manifestó sus “preocupaciones” por las operaciones chinas en al estación aeroespacial radicada en Neuquén, para lo que Milei ya adelantó exigirá al gobierno chino una auditoría de la misma.

La subordinación del gobierno nacional al imperialismo norteamericano, disfrazada de “colaboración bilateral”, avanza en toda la línea. Milei congeló los emprendimientos geopolíticos de China en el país, junto a la suspensión de las obras de las represas hidroeléctricas de Santa Cruz. Sacó a China de la competencia por el control de la hidrovía –que a su vez será patrullada por militares norteamericanos-, limitó su acceso a minerales estratégicos como el litio y canceló la construcción de centrales nucleares.

Como contrapartida, el gobierno norteamericano facilitó la compra de 24 aviones de combate y el dinero para equipar los mismos, y apoyó al gobierno de Milei en las gestiones ante el FMI.

Cuando Milei afirma que el mejor camino para defender la soberanía nacional “es reforzar su alianza estratégica con Estados Unido” está declarando lisa y llanamente la pérdida de toda independencia nacional.

La política de entrega y subordinación del gobierno de Milei implica someter los intereses nacionales a los de las potencias imperialistas, para beneficio de estas últimas y las multinacionales y negocios detrás de estas.

No hay política soberana ni nacional de la mano de los “entendimientos” con el imperialismo norteamericano y/o la entrega de recursos y localizaciones estratégicas a intereses extranjeros, ajenos a los de la población trabajadora.

 

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