Políticas
14/6/2025
Por plenarios zonales del Frente de Izquierda en la provincia de Buenos Aires
Para reforzar la intervención en la lucha, delinear un programa y preparar la intervención electoral.

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Proyectemos a la izquierda como alternativa política.
El desdoblamiento de las elecciones bonaerenses con respecto a las nacionales instala anticipadamente la cuestión electoral en la provincia. Y, como se sabe, la provincia de Buenos Aires es el epicentro de la crisis social causada por las políticas capitalistas de todos los gobiernos nacionales y provinciales de las últimas décadas en general y por el gobierno de Milei en particular. Por eso, también para la izquierda obrera y socialista la provincia de Buenos Aires es “la madre de todas las batallas”. No simplemente por la contienda electoral, sino fundamentalmente porque la emergencia de un movimiento de masas capaz de derrotar a Milei y el ajuste de los gobernadores sólo podrá existir si cuenta y tiene entre sus principales impulsores a los trabajadores y el pueblo bonaerenses. Por este motivo el Frente de Izquierda enfrenta en la provincia de Buenos Aires la responsabilidad de dotarse de una política para aglutinar, en torno suyo, a la vanguardia que lucha y, más en general, poder proyectarse como alternativa política entre sectores cada vez más amplios de los trabajadores y la juventud.
Derrotar a Milei y el ajuste de Kicillof
La política económica del gobierno de Milei está teniendo consecuencias catastróficas para los trabajadores bonaerenses. La apertura importadora indiscriminada está poniendo en crisis a una parte considerable de la industria, que se concentra mayoritariamente en la provincia de Buenos Aires, redundando en un incremento de los despidos. La incapacidad de las empresas de competir con las importaciones baratas, como resultado de la falta de inversiones empresariales en desarrollo tecnológico, la apreciación cambiaria, la caída del mercado interno y la política arancelaria asimétrica está dando lugar a los despidos masivos y a los cierres de empresas.
Apoyadas en esta situación, las patronales refuerzan la presión sobre los trabajadores para mejorar su competitividad incrementando los ritmos de producción, reduciendo las dotaciones de trabajadores y pisando los salarios. Cuentan, para eso, con el apoyo explícito del gobierno nacional. Pero mientras muchas de las patronales se reconvierten en importadoras o se vuelcan a la especulación financiera y a hacer carry trade, los trabajadores, que no cuentan más que con su propia fuerza de trabajo, se transforman rápidamente en el pato de la boda.
Los trabajadores estatales que dependen de Nación son, probablemente, quienes más padecen la motosierra de Milei. Los trabajadores del Inti y el Inta se encuentran en vilo ante la tentativa del ministro Sturzenegger de terminar de desguazar ambos institutos y los trabajadores del Hospital Posadas acaban de ser golpeados por una nueva tanda de despidos masivos. Los docentes y estudiantes de las universidades nacionales -entre ellas las del conurbano, La Plata, Bahía Blanca, Mar del Plata- padecen un gigantesco atraso salarial y el desfinanciamiento presupuestario. El derrumbe de la asistencia social de la Nación, con la reducción de los programas sociales y el congelamiento de su monto, y con el cierre de los comedores populares, ha recrudecido el multiempleo y las carencias en las barriadas del conurbano bonaerense y en todos los barrios populares de la provincia.
El gobierno de Kicillof, lejos de haber funcionado como un escudo a toda esta política, ha puesto en marcha su propia motosierra, dejando entrever su orientación social capitalista. Los salarios reales han perdido en el último año un 22,4% y las jubilaciones un 18%. Los paros de la docencia bonaerense, enfrentando esta situación, han sido castigados por Kicillof con descuentos y poniendo faltas “injustificadas” a las trabajadoras, mostrando la faceta “libertaria” del gobernador “nacional y popular”. Quienes son un sostén fundamental de los hospitales públicos bonaerenses, los residentes, padecen una superexplotación inhumana, con guardias semanales de 36 horas, y salarios de miseria. Junto a la caída del poder de compra de los salarios y las jubilaciones dependientes del IPS, los trabajadores y jubilados padecen el deterioro de las prestaciones de Ioma, la demora en la autorización de estudios y tratamientos, el crecimiento y la proliferación de los aranceles.
Pero mientras “no hay fondos y recursos” para los salarios, la salud, la educación y la obra pública, el gobierno de Kicillof sí los pone a disposición del capital financiero que especula con la deuda provincial, pagando religiosamente los intereses de la deuda; del capital agrario, reduciendo hasta un 15% el impuesto al inmobiliario rural; y de las grandes patronales que operan en la provincia. El “Rigi bonaerense”, que garantiza exenciones impositivas a los grandes inversores que siguen sin llegar, es otra muestra clara. El violento contraste entre los beneficios al capital y el ajuste a los trabajadores, o peor aún, la colocación de la Policía Bonaerense al servicio de las patronales como Bridgestone o Georgalos para amedrentar a los trabajadores que luchan contra los despidos, o descargando la violencia en los barrios contra las ollas populares como ocurrió en Quilmes contra el Polo Obrero y en tantos casos de gatillo fácil, termina por clarificar la orientación social del gobierno de Kicillof, echando por tierra todo el relato destinado a presentar al gobierno bonaerense como defensor de los intereses populares.
El Frente de Izquierda no sólo debe participar activamente y reforzar cada una de las luchas que emprenden los trabajadores, contra el ajuste de los gobiernos, los atropellos patronales y las traiciones de las burocracias sindicales. Debe a su vez transformarse en el vocero político de cada una de estas reivindicaciones obreras y populares, y desde ese lugar darle una expresión programática, para transformarse en alternativa política. La denuncia de la proscripción de CFK no puede solapar, de ningún modo, nuestra denuncia de las responsabilidades y complicidades del peronismo con la ofensiva libertaria. La independencia política de los trabajadores debe ser el eje vertebral del Frente de Izquierda para intervenir en todos los terrenos de la lucha de clases.
Por plenarios zonales del FIT-U
Para colaborar con esas tareas, y establecer los ejes programáticos relacionados con las necesidades populares es necesario que el Frente de Izquierda impulse plenarios abiertos en las distintas zonas y regiones de la provincia de Buenos Aires. Así, no sólo se podría reforzar las luchas en curso, sino también integrar a la vanguardia que lucha en la campaña política que tendrá lugar en el próximo proceso electoral.
En la zona sur de la provincia, un plenario de estas características podría interesar a los trabajadores de Morvillo, que vienen sosteniendo de forma heróica la única fábrica que fue ocupada bajo el gobierno de Milei, a los trabajadores de Bridgestone, a los familiares de Julito, el pibe baleado por la bonaerense en Quilmes.
En la zona norte se podría interesar como los trabajadores de Georgalos y de Fate; a los compañeros del Rioplatense, que vienen de sufrir el asesinato laboral de Alan Paz; a los compañeros de Inti; del Suteba Tigre, que enfrentan la persecución laboral y vienen de protagonizar, junto a toda la Multicolor, un parazo el miércoles pasado. La potente multicolor de La Matanza también podría interesarse en un plenario del Frente de Izquierda.
En la zona oeste, sería la oportunidad para interesar a los compañeros del Posadas, a los compañeros de Pirelli, del Suteba Marcos Paz, a los docentes universitarios de la universidad de Luján, a los compañeros de la UTA que vienen de rebelarse contra la firma inconsulta de parte de la burocracia de Fernández, y a los compañeros del Inta.
En La Plata, Berisso y Ensenada, sería una oportunidad para sumar a los trabajadores del Astillero Río Santiago que se están rebelando contra la pasividad de la burocracia de ATE, entre otros sectores.
También en el interior bonaerense la política de los plenarios abiertos del FIT-U ofrece enormes oportunidades. Por ejemplo en Bahía Blanca y la sexta sección electoral, donde se empiezan a desarrollar las luchas por el incumplimiento del pago de los subsidios de las inundaciones. En Mar del Plata y la quinta sección, donde se vive la crisis de la industria pesquera, se desarrolla la lucha de los marineros, la defensa del Conicet y las permanentes luchas contra la privatizacion del espacio público y el ataque a los trabajadores municipales donde el facho de Guillermo Montenegro quiere instaurar un régimen policial. O en la séptima sección donde se lucha contra los cierres industriales en Olavarría y otras localidades, se extiende la lucha de los jubilados o de la comunidad en defensa de los discapacitados como en Azul.
Todos esos plenarios serían la oportunidad para integrar a los compañeros de los barrios organizados con el movimiento piquetero, que fueron los primeros en salir a la calle a enfrentar a Milei y por eso son hambreados con el recorte de los alimentos y perseguidos por el Estado. Es una oportunidad para sumar a los jóvenes que luchan en las universidades, institutos y colegios, y a los jubilados, que están jugando un rol de vanguardia en la lucha contra el gobierno de Milei.
Estos plenarios serían, finalmente, la instancia ideal para lanzar las candidaturas con las que el Frente de Izquierda irá a la batalla electoral en cada sección y municipio. El equilibrio en las listas del Frente de Izquierda, donde puedan estar integrados los voceros de los distintos partidos del FIT-U que se han ganado un lugar en la consideración popular en la provincia y los municipios, es una condición sine qua non para el desarrollo de una campaña de frente único que potencie y proyecte la elección de la izquierda y su desarrollo como alternativa política.
La endeblez del esquema económico del gobierno de Milei, que plantea hacia adelante nuevas convulsiones económicas y sociales, y la colaboración que el peronismo le ha prestado al gobierno nacional, sea a través de los gobernadores, del Congreso o de la burocracia sindical, le ofrecen a la izquierda una oportunidad. Para explotarla, es necesario que la izquierda asuma la responsabilidad. Los plenarios del FIT-U en la provincia donde se libra “la madre de todas las batallas” apuntan a asumir ese desafío.

