Políticas
22/9/2025
Presupuesto 2026: Side espionaje se trata, entonces hay plata
El proyecto presentado por Milei aumenta los gastos reservados para Santiago Caputo y los servicios de inteligencia.

Seguir
Santiago Caputo, uno de los capos de la Side.
El presupuesto 2026 anunciado por el gobierno nacional contempla un aumento muy generoso para la Secretaría de Inteligencia de Estado (Side), el instrumento que Milei utiliza para perseguir a la oposición política. Los voluminosos fondos que se destinarán a reforzar las redes libertarias de espionaje contrastan con la austeridad que pesa sobre las partidas de educación, jubilaciones y asistencia social.
El dinero que recibe la Side de Santiago Caputo ascenderá a $97.135 millones el año próximo, un incremento del 20,1% –cifra que duplica la inflación proyectada. Los gastos reservados, aquellos que el gobierno puede utilizar sin rendir cuentas, serán de $5.666 millones y pasarán a representar el 19,6% del presupuesto total, casi quintuplicándose en tres años. Durante la gestión de Milei, esa partida se incrementó un 2.838% en términos nominales (Primereando, 21/9).
El gobierno viene aumentando el presupuesto para los organismos de inteligencia; el año pasado, por decreto, le asignó $100.000 millones. Mediante la Side ha espiado ilegalmente organizaciones sindicales y opositores políticos, como el sindicato del neumático (Sutna), cuyos trabajadores vienen librando una dura batalla contra la política de despidos y de ataque contra los salarios impulsada por las patronales; y a aquellos sectores que realizaron protestas y convocatorias en defensa de los jubilados.
El espaldarazo económico a la Side y a distintos organismos represivos del Estado está al servicio de regimentar a los trabajadores; el gobierno busca atemorizarlos para que no salgan a luchar por sus reivindicaciones. Esto ocurre en momentos en que, a pesar de la contención que intenta imponer la burocracia sindical peronista, emergen y se desarrollan luchas importantes en varios puntos del país, algunas de ellas muy masivas, como la que tuvo lugar el miércoles pasado contra los vetos presidenciales a la ley de financiamiento universitario y a la de pediatría.

En cambio, el presupuesto libertario estipula un ajuste contra los trabajadores. Las partidas destinadas a comedores y merenderos comunitarios se verán reducidas en $37.000 millones; según un informe del Cepa, esto representa una caída del 45% respecto a 2023. Por ejemplo, los fondos designados a asignaciones familiares sufrirán un recorte del 87,5%, a la vez que dejarán de tener movilidad por inflación y pasarán a ser dictadas a discreción por el Ejecutivo.
El gobierno refrenda su política de guerra contra las organizaciones sociales, a las cuales también persigue judicialmente, como ocurre con el Polo Obrero. Hace poco se destapó que nunca existieron las auditorías sobre las cuales basó su política de robo de alimentos y su campaña de estigmatización contra el movimiento piquetero.
Los fondos para educación también serán ajustados; en el caso de las becas estudiantiles, los recortes alcanzarán un 76,3%. El Ministerio de Salud verá sus partidas reducidas un 32% (con respecto a 2023), por lo que es clave apoyar las luchas del sector, con su ejemplo más saliente en la que llevan adelante los trabajadores del Garrahan. Los jubilados también sufrirán un golpazo, ya que el dinero destinado al pago de bonos sufrirá una caída del 13,5% y no habría aumentos en el miserable bono de $70.000 que perciben casi 3 millones de jubilados.
Además, se reducirán los subsidios a la energía y esto será compensado con nuevos tarifazos. Y está prevista una mayor recaudación por impuestos a los combustibles (+50,6% real) y por impuesto a las ganancias sobre el salario (+9% real). En cambio, la recaudación vía Bienes Personales –impuesto sobre los ricos– caerá un 24% en términos reales en relación a 2025. Los gastos tributarios (exenciones impositivas para la clase capitalista) siguen más o menos igual: por esto, el Estado dejará de recaudar $35,2 billones (La Nación, 22/9). Ni hablar de los fondos destinados al pago de la deuda, que se duplicarán (del 1,2% del PBI al 2,2%).
El presupuesto 2026 fue dictado a medida de los intereses del FMI, los acreedores internacionales y los capitalistas en general. Los trabajadores tenemos que salir a luchar por lo nuestro.
