Políticas

25/5/2025

elecciones CABA

Sobre un “balance” del PTS: electoralismo, despolitización y faccionalismo

Nada bueno se construye con mala leche.

No hay atajos en la construcción política revolucionaria.

En una reciente nota el PTS se pregunta qué podríamos haber hecho distinto como Frente de Izquierda para obtener un mejor resultado en las elecciones. Para los revolucionarios revisar críticamente la propia actividad para sacar lecciones que nos preparen mejor para las próximas batallas de la lucha de clases es una necesidad elemental. Lamentablemente el “balance” del PTS no tiene este objetivo, sino por el contrario es el pretexto para atacar con total deshonestidad al resto de los partidos del Frente de Izquierda y particularmente al PO para no hacerse cargo del resultado. Reemplaza el análisis marxista por consideraciones superficiales típicas de la sociología burguesa y el marketing electoral, lo cual revela la forma en que el PTS aborda la lucha político-electoral. En esta respuesta vamos a desmentir falsedades y aportar elementos que ayuden a comprender el resultado y poder balancear la actividad del conjunto del FIT-U.

Es indudable que en el resultado de una elección se conjugan elementos del conjunto de la situación política y sus determinantes principales no pasan por la propia campaña del FIT-U sino por la situación económica, la relación de fuerzas entre las clases, las luchas del momento. Hemos ofrecido un importante balance en este sentido en un editorial de Prensa Obrera el lunes 19.

En resúmen, el rescate del FMI le permitió al gobierno de Milei contener provisoriamente una devaluación y con ello una potencial disparada inflacionaria. La burguesía en su conjunto se mantuvo alineada al gobierno porque éste encara ataques de fondo a la clase obrera, lo cual empuja a los partidos patronales “opositores” a la colaboración y al corrimiento de todo el arco político a la derecha. Es lo que se expresó en los ejes que dominaron la campaña. El colaboracionismo del peronismo tuvo una fuerte expresión en la contención y desmovilización que promovió la burocracia sindical en el movimiento obrero, que no pudieron ser superadas por los trabajadores para abrirse un curso de lucha propio e independiente. Este fue el cuadro concreto en el que se desenvolvió la elección del FIT-U y las principales determinaciones de su resultado.

Por lo tanto, si lo determinante es la lucha de clases la campaña electoral debe servir para su desarrollo, para la organización y la evolución de la conciencia de clase, y no ser abordadas según las reglas del marketing electoral como hace el PTS. Para la izquierda revolucionaria que busca utilizar las campañas electorales como una masiva agitación política y reagrupar a la vanguardia que lucha, y separarla del voto a los partidos patronales, este punto es completamente ineludible para no caer en un electoralismo sin principios.

Si lo determinante no fuera la lucha de clases, y siendo que las campañas del FIT-U no presentan grandes cambios de una a otra, los resultados obtenidos no serían tan fluctuantes y heterogéneos, pasando de grandes elecciones en provincias como Mendoza, Salta, Jujuy, incluso Neuquén o la misma CABA, a elecciones modestas en esos mismos distritos.

Estos resultados fluctuantes expresan de algún modo que las altas votaciones del FIT-U logradas en algunas elecciones están por delante de la penetración de la izquierda en el movimiento obrero, en los barrios y en los lugares de estudio. Y desde nuestro punto de vista, esto expresa justamente una limitación importante del FIT-U que es que su actividad está restringida a lo electoral.

Si el Frente de Izquierda actuara en común de forma permanente en los distintos episodios de la lucha de clases y practicara de forma consecuente el frente único para intervenir en los lugares de trabajo, los barrios y los lugares de estudio, ayudaría a la movilización, reagrupamiento y evolución de la conciencia de la vanguardia que lucha y franjas más amplias de trabajadores.

Es por eso que desde el Partido Obrero hemos insistido todo este tiempo en poner en pie un congreso del Frente de Izquierda para avanzar en ese sentido. El rechazo prácticamente sistemático del PTS revela que concibe al Frente de Izquierda como una plataforma para el desarrollo de figuras electorales y una política de autoconstrucción que tiene como resultado la despolitización y el faccionalismo que quedó al desnudo en su balance. Esta conclusión es fundamental y es el contenido de nuestra presentación alternativa en las Paso de 2023.

Ahora bien, desde nuestro punto de vista las campañas no pueden revertir las tendencias más generales de la lucha de clases, pero pueden expresar el contenido de nuestra lucha y actuar de forma preparatoria. Si una campaña electoral de por sí pudiera revertir en el resultado una situación de reflujo del movimiento de las masas seguramente se trataría de una campaña que abandonó los objetivos socialistas y por lo tanto inútil para el desarrollo de la lucha de clases.

Dicho esto vale decir que desde el Partido Obrero nos dimos una táctica para enfrentar las adversidades de la situación planteada. Por lo tanto, a la pregunta de qué podríamos haber hecho mejor respondemos: una campaña unitaria. Pero esto no es algo que se nos ocurrió ahora mirando para atrás, es algo que propusimos desde un principio. ¿Habríamos con esto podido revertir el resultado? Probablemente no, pero seguramente hubiera permitido una mayor movilización política del FIT-U y su importante periferia de activistas y una presentación más homogénea frente a los trabajadores.

Propusimos hacer en común mesas en las esquinas con candidatos, actividades en común en frentes laborales y de estudio, cartelería y afiches conjuntos, y un acto de cierre de campaña. Prácticamente la totalidad de estas iniciativas fueron rechazadas o boicoteadas por el PTS. Insistimos mucho en hacer actividades comunes en los lugares de estudio, particularmente en la UBA, para explotar las candidaturas de Vanina -trabajadora no docente-, Luca Bonfante y Tatiana Fernández -ambos estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras. Y justamente donde tenía más importancia hacerlo era en Filo, pero el PTS rechazó organizarla en común a pesar de nuestra insistencia. Y para colmo, ahora colocan como ejemplo de campaña justamente la actividad que realizaron en esa facultad y que rechazaron organizarla en común. No se puede ser tan deshonesto. Lo mismo ocurrió en otras facultades y frentes.

Otro tanto ocurrió con nuestra propuesta de realizar un acto en común el 1° de mayo en la Plaza de Mayo, lo cual fue rechazado por el PTS para realizar un acto propio en un microestadio cerrado, lejos del poder político: electoralismo y autoconstrucción. Esto debilitó al FIT-U en el medio de la campaña y rompió una tradición de lucha política los 1° de mayo.

Respecto de la militancia, para cualquiera que haya recorrido la Ciudad en estas semanas queda claro que el partido que más se empeñó en ganar las calles en todos los barrios, lugares de estudio y trabajo con la agitación, para hablar con la población mano a mano, poniendo en pie comités de campaña en los barrios y lugares de estudio, fue el Partido Obrero. Lo mismo con las afichadas en todos los barrios hechas por la militancia, una campaña a pulmón y aguerrida enfrentando todas las adversidades.

En su fiebre electoralista, el PTS coloca en su balance que hubiéramos tenido un mejor resultado si la candidata que encabezaba la lista hubiera sido Myriam Bregman porque “así lo demostraban las encuestas”. Vamos por partes. En primer lugar, la importancia que el PTS otorga a las encuestas para guiar su política es muy peligroso y el ejercicio es contrafáctico. Es cierto que los compañeros trajeron la propuesta a la mesa nacional del FIT-U, pero lo que omiten en la nota es que se trataba de una candidatura testimonial, porque Bregman encabezaría a su vez la lista de diputados nacionales en octubre y de obtener la banca no podría asumir la de la Legislatura. Como planteamos en esa misma reunión, nuestra oposición a una candidatura testimonial es que ofrecía flancos de ataque al resto de los partidos y nos hubiera colocado ante la población como parte de la casta política, dañado su presentación en octubre innecesariamente ya que había otra compañera que podía ocupar perfectamente ese rol.

En segundo lugar, Vanina Biasi viene jugando un papel muy destacado como diputada nacional y en un ascenso en la consideración de los trabajadores, particularmente en el movimiento de lucha de las mujeres y diversidades y ahora en el de los jubilados. Dentro de nuestra concepción, es importante que el Frente de Izquierda vaya desarrollando más voceros y tribunos socialistas. Vanina fue atacada brutalmente durante la campaña por su apoyo a la causa palestina y su denuncia del genocidio llevado adelante por el Estado de Israel. Fue procesada en plena campaña y fue atacada personalmente como antisemita desde los principales medios de comunicación. La contracara del daño que intentó hacernos el sionismo al FIT-U es una enorme simpatía por esta actitud principista e inclaudicable de parte del amplio sector democrático que defiende a pueblo de Palestina. Si nos hubiéramos guiado por las encuestas que mira el PTS le hubiéramos hecho daño a la candidatura de Bregman, aceptando que vaya como candidata testimonial y bloqueado el desarrollo político del FIT-U con el aporte de Vanina.

En tercer lugar queremos plantear que siendo Bregman la última candidata a presidenta del FIT-U podría haber colaborado con la campaña a pesar de no ser candidata. En su rechazo a una campaña unitaria, el PTS privó a la lista del FIT-U de un “apadrinamiento” por parte de Bregman. En su actividad se dedicó únicamente a levantar la candidatura de Luca Bonfante. En sus redes sociales solo hay una mención a Vanina en X y una foto en Instagram. Frente al procesamiento por denunciar el genocidio nunca la mencionó sino solo retuiteó un repudio de Christian Castillo. El balance del PTS omite de forma deliberada los ataques de la burguesía en plena campaña y su deficitaria política para enfrentarlos. Ni siquiera permitió que Bregman fuera al búnker el día de votación, especulando con el resultado; una política indigna de un frente revolucionario.

En cuarto lugar, el PTS plantea que Bregman tracciona votos del peronismo; fantástico, pero hay que analizar por qué lo hace. Por ejemplo, hay compañeros del PO que también se ganan la simpatía de sectores de la base peronista, como "Chiquito" Belliboni por la organización y la lucha del Polo Obrero en los barrios; Vanina Biasi por defender la causa palestina; Gabriel Solano por su denuncia y delimitación sistemática frente al gobierno de Milei y el fenómeno de los liberfachos; Néstor Pitrola, Romina Del Plá y Alejandro Crespo por dirigir experiencias sindicales clasistas y de lucha consecuentemente, por mencionar algunos ejemplos. El caso de Bregman es distinto: el diferencial de la simpatía que recoge no es por lo que comparte con otros compañeros del FIT-U sino por lo que la diferencia, que es que el PTS le ha asignado un rol de franeleo con el peronismo y particularmente con el kirchnerismo que viene de larga data. Es una construcción política cuidada de adaptación política para tratar de apuntalar una construcción electoral.

Si bien es algo que hemos criticado en numerosas oportunidades, quizá el punto más alto de esa adaptación fue su posicionamiento el año pasado frente a la condena a Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad. Bregman tomó la línea argumental del kirchnerismo y la absolvió de toda responsabilidad personal en la corrupción porque según ella no estaba probada, limitando su responsabilidad al plano político. Desde nuestra parte planteamos que corrupción y persecución eran dos caras de la misma moneda, que la corrupción existió y existe en todos los gobiernos capitalistas pero solo avanzan los juicios contra la expresidenta. Este franeleo electoralista del PTS con el kirchnerismo es pan para hoy y hambre para mañana; podrá haberles servido para ganar una interna, pero en las elecciones presidenciales generales no lograron mover el amperímetro.

Esta línea concesiva y adaptada al peronismo estuvo presente en las consignas utilizadas en la campaña. El PTS rechazó nuestro “A Macri y a Milei hay que pegarles con la izquierda”, que daba lugar subsidiariamente a denunciar el rol cómplice del peronismo con la derecha. En su lugar postularon “no es momento de tibios”, en la cual la izquierda aparece diferenciada del peronismo por una cuestión de grado y no por una cuestión de clase y programa. No hay atajos en la construcción política revolucionaria ni en la evolución de la conciencia de los trabajadores.

Finalmente nos queremos referir a la acusación de que Vanina Biasi ocultó a Luca Bonfante. Otra mentira más, insostenible. Vanina destacó a Bonfante cada vez que pudo, incluso lo invitó a acompañarla a programas de televisión donde había posibilidad de hacerlo, y destacó su intervención en el debate donde Bonfante tuvo que reemplazarla por estar enferma. Lo que bloqueó la posibilidad de levantarlo aún más fue el rechazo del PTS a hacer actividades en común.

Por lo tanto, es claro que la conclusión del PTS es que para obtener mejores resultados hay que abordar los problemas con más electoralismo y más faccionalismo. Advertimos que no es ese un buen camino para la izquierda. Con estas aclaraciones y conclusiones, esperamos aportar al debate de toda la militancia del FIT-U y ayudar a superar los límites de nuestra construcción.

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