Políticas

23/11/1990|318

La entrega de Cañadón Alfa

Una estafa de Videla, Alfonsín y Menem

Tierra del Fuego está sentada sobre un mar de hidrocarburos líquidos y gaseosos. Pero el pueblo fueguino sólo percibe migajas de esta enorme riqueza, que queda enteramente en manos de un puñado de pulpos extranjeros y nacionales.

El verso de los “contratos de riesgo”

En 1978, la dictadura militar de Videla suscribió “contratos de riesgo" para explotar el Mar Austral. Las cinco “áreas de riesgo” en que fue dividida la zona fueron adjudicadas a diferentes consorcios integrados por los pulpos extranjeros Total, Shell y Esso, y sus pares nacionales Bridas, Alpargatas y Pérez Companc, respectivamente, en tanto que la quinta área fue reservada a YPF.

La exploración de la zona no entrañaba, en realidad, riesgo económico alguno, ya que existían informes desde 1973/74 que revelaban la existencia de importantes reservas de petróleo. Pero en 1978 el verso del “riesgo" amenazó con destaparse cuando YPF descubrió indicios directos de petróleo en otra de las áreas del mar Austral lindante con las adjudicadas a los “privados". Esto determinó que el pozo descubierto por YPF fuera tapado para preservar la “salud" de los contratos de “riesgo", es decir el mantenimiento de la garantía de una alta rentabilidad para los inversionistas.

Cuando la Shell inició sus trabajos de exploración halló petróleo en el primer pozo que perforó, lo cual no era casual o sorprendente pues ratificaba simplemente los resultados de la prospección realizada por YPF en toda esa cuenca marítima — en una inversión por la que no recibió ninguna retribución.

Entre 1981 y 1983, de 35 pozos explorados en la cuenca Austral 23 presentaron condiciones favorables para su explotación.

Bridas-Total-Deminex

En este contexto llamaba la atención que el área reservada a Total-Bridas-Demmex continuara “en silencio", sin dar indicios de actividad exploratoria o aportando escasos resultados. Sorprendió aún más el hecho de que un consorcio con tan pocos éxitos obtuviera -en 1986-, un crédito de un

"pool" de bancos encabezado por el Citibank. Los prestamistas, sin embargo, habían dejado en claro que habían tomado esa decisión como consecuencia de “extensos estudios realizados por geólogos e ingenieros especializados del Citibank” (Ámbito Financiero, 10/11/88), es decir, por la certidumbre de que la cuenca era rica, muy rica, en petróleo.

En 1987 el consorcio obtuvo lo que buscaba de parte del gobierno de Alfonsín: renegociar el contrato firmado con Videla y obtener, por el petróleo que se extrajera el 64,5% del precio internacional, el cual podía llegar al 80% si el precio del petróleo caía por debajo de los 18 u$s (en aquel momento, precisamente, el precio del crudo se encontraba en baja). Unos meses después, Bridas-Total-Deminex anunciaban la “buena nueva” de una reserva de 7,5 millones de m3 de petróleo en su área, equivalente al 5% de las reservas nacionales comprobadas, en tanto que las de gas implicaban un incremento del orden del 30% de las reservas gasíferas nacionales El gobierno declaró de inmediato la “comercialidad” de estos yacimientos, autorizando así el ingreso a la etapa de explotación.

Durante diez años los pulpos habían bloqueado un incremento sustancial de la producción nacional de hidrocarburos, con el propósito de arrancar un aumento de la rentabilidad asegurada por el Estado e YPF.

En vísperas de otro robo

Ahora los pulpos capitalistas quieren más: pretenden apoderarse del área de YPF, a quien acusan de "absorber el gas" desde el yacimiento Cañadón Alfa —lindero a la cuenca adjudicada al Total-Bridas-Deminex. Lo que en realidad ocurre es que ambos yacimientos están “interconectados" —una prueba contundente de que la cuenca austral fue en su momento artificialmente parcelada para viabilizar el curro de los contratos de riesgo", cuando correspondía mantenerla íntegramente en poder de YPF. El reclamo actual de Total-Bridas desnuda la completa estafa consumada contra los contribuyentes por parte de los diferentes gobiernos patronales, sean dictatoriales o “democráticos"

El directorio menemista de YPF ha resuelto ahora “sincerar” este negociado con la entrega de toda la cuenca en litigio a Total-Bridas-Deminex. De aquí en más todos los hidrocarburos del yacimiento “unificado" deberán ser pagados a los precios que fueron reconocidos a los contratistas, que son cuatro veces superiores al costo de producción de YPF.

Ataque al pueblo fueguino

Todo esto se produce en momentos en que el precio internacional se ha duplicado. El “riesgo" se ha transferido así al consumidor, que ahora deberá pagar un precio exorbitante por naftas derivadas, petroquímicos y plásticos, acorde con la subida extraordinaria de la renta petrolera.

La burocracia sindical de Supe de Tierra del Fuego, encabezada por el ibañista Delgado, ha promovido una denuncia demagógica contra Total o los “franceses", cuando el problema son sus “amigos” Menem e Ibáñez (este último acaba de declarar que es un “error” considerar que “el petróleo es de los argentinos"). Es claro a partir de esto que la lucha contra los pulpos exige derribar a la burocracia sindical. La movilización contra la entrega tiene que tener un carácter político, que es a lo que llama el P.O.