La política de rebaja salarial, suspensiones y despidos está golpeando, en plena pandemia, al conjunto de trabajadores. Como la tendencia hacia una caída en la economía se profundiza, las patronales están tomando medidas para resguardar sus intereses en desmedro del conjunto del pueblo trabajador. Las conducciones gremiales acompañan la política empresarial.

En la construcción, si antes de la pandemia la pérdida de puestos de trabajo ya venía haciendo estragos, ahora los que permanecen ocupados no están recibiendo ningún tipo de subsidio. En las metalúrgicas los empresarios no cumplen con el pago de quincenas y su mayoría quebró la cuarentena. Los trabajadores del vidrio padecen suspensiones y el pago del 80 % del salario, también tuvieron que ir a trabajar en cuarentena

El gremio vitivinícola (Soeva) avaló el despido en Porta Hnos. de los activistas Marcelo y Adriel que organizaban la defensa de las condiciones de laborales, de salubridad para enfrentar la presión patronal de trabajar que está produciendo a destajo en plena pandemia.

En el comercio, las grandes cadenas están concentrando clientes a expensas de otros negocios que por la pandemia permanecen cerrados o con restricciones. Sin embargo, a Prensa Obrera llueven denuncias de que las patronales no garantizan las medidas de seguridad para sus trabajadores. Buscan levantar la caída de las ventas, un reflejo directo del retroceso salarial.

Las medidas antiobreras ya estaban presentes en la agenda de los capitalistas antes de la pandemia, con el impacto de la enfermedad en la economía, la orientación de ataque a las condiciones laborales se profundizó. En efecto, los capitalistas buscan defender sus ganancias, teniendo como variable de ajuste a la clase obrera. La burocracia sindical es la herramienta para hacer pasar la caída del salario y todos los ataques sobre la clase obrera

En ese sentido, los secretarios gremiales de la UOM, Soeva, Uocra, Uecara (empleados de la construcción del interior), Soiva (sindicato del vidrio); entre otras sacaron un comunicado en el que “los Sindicatos Privados vamos a trabajar sobre dos variables bien definidas: el acompañamiento al sector empresario para sostener la actividad peticionando al Estado Provincial y Nacional por todos los incentivos que permitan que no se cierre ni una fuente de trabajo”.

Pero hasta ahora los que gobiernan están profundizando una asistencia a las empresas, sin que por ello se garantice el trabajo, y el salario. A nivel nacional el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) permite a las empresas eximirse de obligaciones impositivas, incluso una parte del salario correrá a cuenta del Estado. También el gobierno provincial a través de su ministro de Industria, Eduardo Acastello, hizo saber que está en marcha “un programa de más de 4.500 millones de pesos que llega a más de 2.500 empresas pymes”.

A quienes todavía tienen la expectativa de que la defensa de los puestos de trabajo, y el salario vendría por la continuidad de los subsidios, y eximiciones impositivas para los capitalistas, vale decirles que la salida no va por ese ese lado. Precisamente porque es lo que se ha venido haciendo hasta ahora, si queremos resultados distintos no se puede perseverar en el beneficio capitalista.

Un principio de salida desde el campo de la clase obrera pasa por impulsar comités de higiene y seguridad; defender el salario y los puestos de trabajo impulsando que el Estado en lugar de dilapidar los recursos en los capitalistas, los asigne en un plan en función de las necesidades populares.

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