Sindicales
14/8/2008|1050
Elecciones en la UOM: Votar en blanco en las 52 seccionales
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Ha culminado la presentación de listas para las elecciones nacionales de la UOM del 7 de septiembre. La burocracia, en una compleja trama que contiene a distintos capitostes gremiales, ha cerrado filas: Caló será el candidato a secretario general sin oposición alguna. Las seccionales de la UOM elegirán 167 electores que, a su vez, elegirán al secretario general del gremio en forma indirecta en uno de los estatutos más burocráticos y proscriptivos del movimiento obrero.
Sólo en tres lugares se presentarán listas de oposición: Morón, Mar del Plata y Villa Constitución. En los tres casos encabezarán la oposición dirigentes desplazados de las propias directivas seccionales.
En el caso de Morón, uno de ellos armó una lista contra el actual secretario general (Charadía). Lo acompaña un sector pequeño del activismo que ve en esa lista opositora el “mal menor”. En Mar del Plata sucede algo similar.
La elección de Villa Constitución
En Villa Constitución, Piccinini, el actual adjunto de la directiva seccional, formó una lista (Lista Roja) opositora a Victorio Paulón, el actual secretario general (Lista celeste y Blanca), después de una larga pelea por quién llevaba el color Marrón, que distinguió un proceso de luchas antiburocráticas que se originó en la década del ’70.
Piccinini pasó muchos años de cárcel luego haber sido arrancado de la directiva seccional por parte del gobierno de Isabel y la propia dirección nacional de Lorenzo Miguel, y acusado de formar parte de un complot “terrorista” en el Paraná. Volvió a mediados del 80 para ganar la dirección seccional del gremio.
La vuelta de Piccinini a la UOM no tuvo ni por asomo la dinámica de iniciativas y de lucha de la década del ’70. En su nueva etapa, Piccinini se recostó en el radicalismo alfonsinista para fundar el Entra, un proyecto impulsado desde el Estado para frenar las embestidas de la burocracia sindical peronista.
El proyecto del Entra fracasó rápidamente y Piccinini entró en un cono de sombras. Luego se ligó a la CTA y terminó finalmente aceptando ser candidato a diputado por el ARI de Elisa Carrió. Durante su anodino pasaje parlamentario, Piccinini no fue receptáculo de inquietudes de las luchas obreras y no participó como diputado en ninguna de ellas.
Su actividad parlamentaria lo alejó de la dirección seccional que quedó en manos de Paulón.
Como en el neumático
Durante estos años creció y se desarrolló el poder de Paulón, que es hoy uno de los principales dirigentes de la CTA nacional y, junto con Wasiejko, de sus pocos dirigentes con responsabilidades en el movimiento obrero industrial. Paulón tiene en Villa una política muy similar a la del dirigente del neumático, hoy jaqueado por los luchadores de su gremio.
Hace años que en las metalúrgicas de Villa no hay una asamblea general (ni tampoco en el gremio). Los ingresos seccionales de la UOM de Villa son cuantiosos. Se han realizado obras en el sindicato y un anfiteatro a la altura de los principales gremios nacionales. Sin embargo, los metalúrgicos de Villa no la pasan bien. Ganan el sueldo puro de convenio, con adicionales leoninos por producción. El 43 por ciento del personal está tercerizado y aunque está afiliado a la UOM la directiva no los defiende ante despidos y suspensiones. Son trabajadores de segunda.
Los acuerdos de fábrica de la directiva seccional han dejado las condiciones de trabajo en ruinas. La reciente muerte de dos obreros en el horno de fundición y la posterior reacción del pueblo de Villa dejó a la luz del día la conducta de la dirección seccional. La de Paulón y la del propio Piccinini.
La formación de una lista opositora por parte de Piccinini es claramente una reacción preventiva frente a la constatación del enorme deterioro que ha tenido la dirección del gremio con su propio aval.
“El que avisa no traiciona”
El programa de la lista opositora en Villa no tiene una sola palabra sobre establecer una recomposición salarial ni retomar el método de las asambleas generales. No plantea la reapertura de las paritarias. No hay un solo punto del programa para terminar con el trabajo de las tercerizadas dentro de las plantas, Nada dice de las categorías hundidas y desconocidas por las patronales. Tampoco dice una palabra sobre la dirección nacional de la UOM, cuando se consolidan la burocracia y Caló. La omisión no es ingenua.
Piccinini rompió con la CTA sin hacer hasta hoy un balance político. Despolitiza la lucha apelando a un localismo “villense” de discutibles intenciones. Piccini es corresponsable de que haya una mayoría de delegados absolutamente obsecuentes con Paulón.
Si gana Piccinini, será cambiar algo para que nada cambie. Su programa ya lo advierte. Es como sentarse a mirar fotos antiguas. Si pierde tiene un proyecto político. Se ha enrolado en el Movimiento de Unidad Villense, que tuvo cierto suceso electoral en pasadas elecciones y que lo podría colocar en el futuro en la dirección del Municipio. Un camino también recorrido por otros dirigentes metalúrgicos en otro momento, como Curto, y hoy por el “Barba” Gutiérrez, otro “díscolo” del pasado. Nada nuevo.
Hay que votar en blanco en todas las seccionales. Fortalecer todos los pasos de elecciones de nuevos delegados de fábrica. Impulsar luchas salariales contra la miseria acordada por la burocracia en las paritarias y fortalecer la Agrupación Nacional Vanguardia Metalúrgica.