En declaraciones públicas ante los medios de comunicación el dirigente camionero y de la CGT Pablo Moyano volvió a manifestar su apoyo al gobierno y a la política económica de ajuste del ministro de Economía Sergio Massa. El dirigente sindical tiene un compromiso implícito con la pauta salarial oficial de ajuste del 60%, pero ninguna acción prevista para enfrentar al FMI.

Las declaraciones del dirigente sindical se produjeron algunas horas antes de que se conociera el índice oficial de inflación para el mes de enero, con un 6% de aumento, lo que da cuenta de los estragos de la inflación sobre los salarios, en tiempos donde la burocracia sindical se pliega a la contención del gobierno y se niega a toda medida de acción en representación de los intereses obreros y populares.

El pedido de Moyano de que la mesa política convocada por Alberto Fernández resuelva los “temas que le interesan a la gente”, como la inflación, es una especie de exculpación a su propia responsabilidad en la entrega de las negociaciones salariales y los magros aumentos en el salario mínimo, y al gobierno, que es uno de los principales formadores de precios con los aumentos en las tarifas y la liberación de precios en combustibles y otros rubros.

Para Moyano, tanto Sergio Massa, Daniel Scioli como el propio Alberto Fernández “están capacitados para manejar los destinos del país”: se trata del capital político del FMI y su pacto ruinoso, que está hundiendo a los trabajadores en la pobreza y la desocupación, con recortes y despidos impulsados desde el propio Estado, como las 160.000 bajas en el Potenciar Trabajo.

En el 2022 la inflación anual ascendió al 94,8%, mientras los salarios privados tuvieron un aumento promedio del 93,8% y los salarios de los trabajadores no registrados (alrededor de 5,4 millones de personas) apenas crecieron un 65,4%.

Ahora el gobierno se apresta a imponer la pauta salarial oficial del 60%, que la burocracia viene aceptando sin chistar con acuerdos semestrales del 30% o similares, como es el caso de la UTA. Estamos ante otro intento de avanzar sobre los salarios obreros, cuando la inflación el 6% de enero contradice las “proyecciones” oficiales.

Moyano compromete toda su actividad solo al apoyo político al gobierno nacional, como con la movilización de la burocracia sindical para respaldar la farsa del gobierno de pedido de juicio político a la Corte Suprema, o incluso “comprometiéndose” al control de Precios Justos en las góndolas de los supermercados, aunque con un fracaso manifiesto.

El movimiento obrero precisa un debate en las bases respecto a la situación económica y las medidas para enfrentar el ajuste en marcha, para quebrar los techos salariales y derrotar la política fondomonetarista que atenta contra los trabajadores, y no disolverse en las componendas y negociaciones con los bloques políticos patronales para integrar las listas de los partidos y frentes políticos que buscan descargar el ajuste sobre las espaldas de la clase obrera.

Es el método con el que procedieron los trabajadores del Sutna y residentes y concurrentes de la salud, o con la lucha que están librando los docentes de Aten en Neuquén que rechazaron la oferta del gobierno y van al no inicio de clases.

Por una deliberación en los lugares de trabajo para enfrentar el ajuste, por paritarias libres y sin techo, salario mínimo igual a la canasta básica, recomposición general de los salarios por arriba de la canasta familiar, no a los despidos en el Potenciar Trabajo y en el sector privado y público. Y por un programa económico de los trabajadores que genere trabajo genuino y satisfaga las necesidades populares pendientes.

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