Sindicales
7/6/2007|995
PTS: de nuevo, la intriga contra la lucha
Seguir
La Verdad Obrera (el periódico del PTS) minimiza el conflicto de Interpack, sus métodos y sus objetivos. Dice que luchamos por no caer en la pobreza cuando en realidad nuestros salarios están entre los más altos de la industria; no menciona el reclamo de efectivización de los contratados ni el de encuadramiento de los administrativos, dos puntos que indican la “calidad” del pliego que motivó la ocupación.
La supuesta “falta de preparación” que compañeros del PTS nos endilgan por lo bajo, simplemente raya la tontería. De ser así, ¿cómo podríamos haber sostenido la medida por ocho días hasta que una asamblea general resolvió levantarla cuando sentamos a la patronal a negociar?
La ocupación en defensa de la organización fabril es parte de una preparación permanente del taller, que se nutre de las mejores experiencias de la Naranja Gráfica; no tuvo un ápice de espontaneidad y menos de “aventura”. Definitivamente, el PTS confunde el problema de no afrontar riesgos innecesarios con el “conservadurismo”.
Es cierto que la ocupación no afectó lo suficiente la producción de otras plantas del Grupo como esperábamos y tampoco logramos que se pliegue la planta 2. Pero la lucha de clases no es un cálculo aritmético y, por supuesto, la ocupación no puede ser entendida como una garantía. El punto es que al vulnerar el marco que la legalidad burguesa le impone a la lucha de la clase obrera, la ocupación ofrece la posibilidad de modificar un escenario dado.
Nuestra ocupación fue entonces una respuesta extrema al curso que siguió el enfrentamiento. No cabe duda que obligó a la patronal a abandonar su estrategia de desgaste para buscar un compromiso en base al reconocimiento de nuestros reclamos. Así fue en el caso de Interpack y así podría haber sido en el de TVB. Recordemos que en ese conflicto, el PTS rechazó ocupar la planta ante los despidos masivos.
El PTS se enredó en los faldones de la justicia patronal, dirigiendo todas las fuerzas combativas de la fábrica a presionar por un fallo salvador que obligara a la empresa a reincorporar a los despedidos.
La misma lógica estéril está en la base de sus convocatorias a figurones parlamentarios de la centroizquierda y en sus invocaciones a la “coordinación de las luchas”, algo que jamás se sabe con qué se come. Naturalmente, cada lucha convoca el apoyo de los elementos clasistas, pero “coordinarlas” realmente supone ganar plenarios de delegados y sindicatos enteros, o sea la capacidad de movilizar a diversas fracciones obreras tras un programa común; un desarrollo al que llegaremos conquistando posiciones y defendiéndolas con todos los métodos que el arsenal de la historia nos ofrece, incluida la huelga con ocupación.