Sociedad

28/4/2025

Once niñxs por día denuncian violencia intrafamiliar

En el primer trimestre 958 casos fueron registrados por la Oficina contra la Violencia Doméstica de la Corte.

El 80% de los agresores fueron los progenitores.

En el primer trimestre del año, llegaron a la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (OVD) 958 denuncias de niños, niñas y adolescentes que sufrieron violencia intrafamiliar. En el 80% de los casos, las agresiones vinieron de parte de los progenitores, en especial de los padres (67%). La edad promedio de los menores afectados fue de 9 años. Estas cifras dramáticas son el reflejo de un régimen social que reproduce el adultocentrismo en función de disciplinar a las nuevas generaciones.

La OVD remarca que el 54% de los episodios denunciados tuvo una frecuencia diaria o semanal y, el 35% de los casos, fue evaluado de alto riesgo. A su vez, se detectó maltrato psicológico o emocional en el 93% de las situaciones; maltrato físico, en el 38%, y abuso sexual en el 11% de las denuncias. Como vemos, las relaciones jerárquicas en base a la edad (donde los adultos detentan el poder) encuentran en la familia tradicional una de sus principales cajas de resonancia. Finalmente, el capitalismo se vale de dicha institución para socializar en el principio de sometimiento a los más vulnerables.

En un artículo titulado "Adultocentrismo, adultismo y violencias contra niños y niñas: Una mirada crítica sobre las relaciones de poder entre clases de edad", el sociólogo e investigador del Conicet, Santiago Morales, define al adultocentrismo como la "la dominación social, política, económica, cultural y moral que ejercemos las personas adultas sobre las niñas, niños y jóvenes", y, como todo mecanismo de opresión, "se expresa a través de violencias, en este caso de violencias adultistas".

Morales distingue tres tipos de violencias adultistas: de alta, media y baja intensidad. En ese sentido, sostiene que las dos últimas están absolutamente naturalizadas y son el caldo de cultivo para el ejercicio de las violencias adultistas de alta intensidad, donde se inscriben los delitos sexuales contra las infancias, el gatillo fácil, la explotación laboral de menores, los infanticidios y los filicidios. El sustento ideológico de estos crímenes es el menosprecio a las infancias y la concepción de las mismas como propiedad de los adultos.

Por otra parte, el autor incluye dentro de las violencias adultistas de media y baja intensidad a prácticas como: "Negar a los niños y niñas la condición de sujetos de pensamiento; impugnar la participación de los niños y niñas en la vida política, económica y social por no ser personas adultas; aplicar (e incluso justificar) distintos tipos de violencias emocional/psicológica y verbal como método de educación; disponer del cuerpo, de la voluntad, de la sexualidad de los niños y niñas; imponer roles, estereotipos y mandatos de género; desposeer a los niños, niñas y niñes de capacidad para autopercibir su identidad de género y su orientación sexual".

Así como también "convertir la protección en mecanismo de segregación; gozar y abusar del privilegio de no hacer aquello que le decimos a los niños y niñas que deben hacer; menospreciar o invisibilizar las contribuciones que realizan los niños y niñas en diferentes ámbitos; considerar que la persona adulta, por el sólo hecho de ser adulta, es superior moralmente y por lo tanto tiene el derecho de juzgar a los niños y niñas", entre otras manifestaciones.

Muchos de estos comportamientos cuentan con un alto grado de legitimación social. Son moneda corriente en la crianza y, como menciona el trabajo citado, tienden a forjar subjetividades infantiles "autocensurantes, con poca iniciativa, sumisas, obedientes, enajenadas, machistas y hetero-cis-normadas"; es decir, completamente funcionales a la supervivencia de este sistema basado en la explotación. A su vez, nada más útil para los poderosos que las mayorías, en lugar de encauzar su malestar en una lucha contra ellos, lo traduzcan en maltrato hacia sus propios hijos.

Por eso desde el gobierno se refuerza la asimetría de poder en el encuentro intergeneracional, como lo demuestra la campaña de Milei en contra de la ESI y la censura a determinados recursos didácticos que buscan estimular el pensamiento crítico. O bien, la protección a pedófilos, que halla en la figura del ministro Mariano Cúneo Libarona uno de sus exponentes más emblemáticos.

Los datos de la OVD retratan la degradación social a la cual nos han conducido los sucesivos gobiernos capitalistas. Poner fin al flagelo que padecen las niñeces está indisolublemente ligado a necesidad de luchar por el socialismo, porque, parafraseando a Trotsky, solo este puede dar lugar a "una nueva personalidad humana que, en solidaridad con todos los demás, avance, cree nuevos valores culturales, construya nuevas actitudes personales y familiares, más elevadas y nobles que las que nacieron sobre la base de la esclavitud de clase".

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